EEUU: La tortura nuestra de cada día
Aaron Glantz IPS 19/03/08
Episodios de tortura y maltrato contra prisioneros en Iraq y en la base naval
en Guantánamo, Cuba, salieron a la luz, detallados por soldados estadounidenses,
en una reunión organizada por veteranos opuestos a la guerra.
De estos testimonios, la organización Veteranos de Iraq Contra la Guerra
concluyó que los actos brutales de las fuerzas de Estados Unidos hoy ampliamente
conocidos por el público no han sido hechos aislados perpetrados por "unas pocas
manzanas podridas", como aseguran políticos y militares.
Por el contrario, advirtieron, esas acciones se han constatado a diario, y
respondido a instrucciones y órdenes precisas dictadas por los comandantes.
"Uno puede convertirse en guardia de un campo de concentración sin tomar
muchas decisiones propias", dijo en ese sentido Christopher Arent, de 24 años,
ante el auditorio convocado por Veteranos de Iraq contra la Guerra el fin de
semana.
Arent se enroló a los 17 años en la Guardia Nacional, sector de las fuerzas
armadas que en tiempos de paz está a la orden de los gobiernos de los estados.
En general, actúan en casos de catástrofes naturales o disturbios. La mayoría de
sus miembros prestan servicios los fines de semana o en periodos breves.
"Mi familia era pobre, yo era pobre y quería estudiar. Me prometieron una
importante cantidad de dinero para poder hacerlo. Todavía estoy esperando que me
lo den", contó a los presentes en la reunión.
Arent dijo haber perdido el entusiasmo cuando lo trasladaron a Guantánamo en
2003. Trabajó en la prisión de la base naval, donde se encuentran confinados
medio millar de prisioneros de la "guerra contra el terrorismo" declarada por el
presidente George W. Bush en 2001.
El joven soldado estuvo a cargo del traslado de prisioneros de un lugar a
otro del campo.
"Llegaba a la oficina a las 4.30 de la madrugada y a veces ya había algún
prisionero en la sala de interrogatorios. Allí la temperatura era de unos seis
grados bajo cero y el volumen de la música era atronador. Los prisioneros
estaban encadenados al piso de pies y manos", dijo.
Pero, según él, el mero hecho de vivir preso en Guantánamo constituye un
tormento, aun sin sufrir el rigor de los interrogatorios.
"Escuché muchas discusiones sobre qué se considera tortura", comentó Arent.
"Yo considero que vivir en una celda durante cinco años, sin ver a los
familiares o amigos, sin saber por qué lo mantienen allí, sí es una forma de
tortura."
El ex sargento Domingo Rosas, destacado entre abril de 2003 y abril de 2004
en la localidad iraquí de Al-Qayim, cerca de la frontera con Siria, aseguró
haber recibido la orden de no dejar dormir a los prisioneros durante su turno de
guardia.
"No se les permitía sentarse o acostarse y cada vez que empezaban a quedarse
dormidos, o apoyaban su cabeza contra la pared, yo golpeaba la puerta de la
celda con el mango de un hacha para mantenerlos despiertos", dijo.
Rosas aseguró que los interrogadores torturaban a prisioneros mientras él
estaba de guardia.
"Fui testigo de cómo pateaban a un prisionero una y otra vez, mientras se
revolcaba en el barro. Pude ver cómo le hacían el submarino" (waterboarding),
técnica de tortura común en las dictaduras latinoamericanas en los años 70, que
consiste en provocar en la víctima sensación de asfixia con agua.
"Otro prisionero fue obligado a cargar una piedra enorme, con una bolsa en su
cabeza, hasta que no pudo resistirlo más y colapsó. No puedo olvidarlo, jamás lo
olvidaré", agregó Rosas.
Andrew Duffy, quien también fue miembro de la Guardia Nacional y prestó
servicio como médico en la prisión de Abu Ghraib, cerca de Bagdad, relató que se
negaba a los detenidos todo tipo de asistencia, aun en casos críticos.
Se refirió especialmente a un prisionero iraquí diabético que sufría delirios
y a quien no se le administró insulina durante varios días. Duffy preguntó a sus
superiores si podía transferir a ese hombre a un hospital para que recibiera
tratamiento y le respondieron que no.
Le indicaron que podía darle agua y que probablemente no moriría, "aunque si
eso ocurría no importaba, de todas formas", afirmó. Murió a los pocos días, sin
haber recibido la atención médica que su estado de salud requería.
La organización Veteranos contra la Guerra en Iraq denominó a estas reuniones
públicas "Soldado de Invierno", cuya denominación alude a una frase escrita en
1776 por Thomas Paine, héroe de la independencia estadounidense.
"Estos son tiempos que ponen a prueba el alma de los hombres. El soldado de
verano y el patriota de los días soleados pueden, en esta crisis, abandonar el
servicio a su país. Pero el que se mantiene firme, merece el amor y la gratitud
de los hombres y las mujeres", afirmó.
El término fue usado por primera vez en un sentido pacifista en 1971 por
veteranos de la guerra de Vietnam (1964-1975) unidos para denunciar públicamente
y ante las autoridades los abusos y crímenes cometidos por las tropas
estadounidenses.
Su portavoz fue el veterano John Kerry, quien comenzó entonces una carrera
política que lo llevó a disputar la presidencia en 2004, como candidato del
opositor Partido Demócrata, contra George W. Bush, quien obtuvo la
reelección.
En respuesta a una consulta del diario The Washington Post, un portavoz del
Departamento (ministerio) de Defensa afirmó que esos episodios no son tan
comunes como argumentan los veteranos.
"Ante denuncias sobre casos aislados de mala conducta, los comandantes
realizaron exhaustivas investigaciones para esclarecer los hechos y
responsabilizar a sus autores cuando era necesario", declaró el teniente coronel
Mark Ballesteros.
Veteranos de Iraq contra la Guerra difundieron una declaración en la que
destacaron que "estos testimonios no se refieren a conductas individuales, sino
a la naturaleza de la ocupación" en Iraq.
"Se les pide a los militares que obtengan la victoria, pero las tropas en el
terreno, y sus comandantes, saben que se trata de una tarea imposible",
advirtieron.
"Le pedimos al Departamento de Defensa que deje de decir que se puede lograr
lo imposible. Nos enfrentamos con un problema político que no tiene solución
militar. Esta guerra no puede ganarse: es una ocupación que sólo puede ser
terminada", concluyeron.
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