02-12-2007
¿No les queda un poco de vergüenza?
Los demócratas de EE.UU. y la tortura
Amy Goodman truthdig
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Cada sábado, el presidente de EE.UU. se dirige por radio a la nación. Después
transmiten una respuesta demócrata, presentada usualmente por un senador o
representante en la Cámara. El sábado pasado los demócratas escogieron al
teniente general en retiro Ricardo Sanchez para que diera su reacción, el mismo
general acusado en por lo menos tres juicios en EE.UU. y Europa por haber
autorizado la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante de prisioneros en
Iraq. Esto, combinado con el apoyo de los demócratas al fiscal general [ministro
de justicia] Michael Mukasey, a pesar de su renuencia a calificar el
waterboarding[la bañera] de tortura, indica que los demócratas están cada
vez más alineados con las políticas de tortura del presidente Bush.
Sanchez dirigió las operaciones del Ejército en Iraq desde junio de 2003 a
junio de 2004. En septiembre de 2003, Sanchez expidió un memorando autorizando
numerosas técnicas durante los interrogatorios, incluyendo “posiciones de
estrés” y el uso de “perros militares de trabajo” para explotar el “temor árabe
a los perros.” Estaba a cargo cuando ocurrieron los abusos en la prisión en Abu
Ghraib.
La general de brigada Janis Karpinski, quien dirigía Abu Ghraib en la época,
trabajó bajo el general Sanchez. Fue degradada a coronel, como único oficial
militar castigado por los hechos. Me habló de otra práctica ilegal, mantener a
prisioneros como así llamados detenidos fantasma: “Nos lo ordenaron en varias
ocasiones a través de la general [Barbara] Fast o el general Sanchez. Las
instrucciones procedían del Pentágono, del Secretario Rumsfeld, y nos instruían
que retuviéramos prisioneros sin asignarles un número de prisionero o sin
colocarlos en la base de datos, y eso es contrario a las Convenciones de
Ginebra. Todos sabíamos que era contrario a las Convenciones de Ginebra.” Aparte
de mantener prisioneros fuera de la base de datos, hubo otros abusos, dijo, como
ser temperaturas de la prisión que llegaban a entre 49 y 60 grados centígrados,
deshidratación y la orden del general Geoffrey Miller de tratar a los
prisioneros “como perros.”
Y no es sólo el trato dado a los prisioneros. En 2006, Karpinski testificó en
un simulacro de juicio, llamado Comisión de los Crímenes de Bush. Reveló que
varias soldados estadounidenses habían muerto de deshidratación por negarse a
tomar agua. Temían ir de noche a los baños a orinar, por temor a ser violadas
por otros soldados: “Porque las mujeres, por temor de levantarse en las horas de
oscuridad para salir a baños o letrinas, no bebían líquidos después de las 3 o
las 4 horas de la tarde. Y con el calor de 49 grados o más, porque no había aire
acondicionado en la mayor parte de las instalaciones, morían de deshidratación
mientras dormían. Lo que [el adjunto de Sanchez, el general en comando, Walter
Wojdakowski] le dijo al médico que hiciera fue: ‘No siga registrando esos
detalles. Y no diga específicamente que se trata de mujeres. Usted puede
presentar eso en un informe escrito, pero no lo siga diciendo abiertamente.’”
Karpinski dijo que Sanchez estuvo presente en esa información.
El antiguo interrogador militar Tony Lagouranis, autor de “Fear Up Harsh,”
describió el uso de perros: “Usábamos perros en la instalación de detención de
Mosul, que estaba en el aeropuerto de Mosul. Colocábamos al prisionero en un
contenedor de carga. Le manteníamos despierto toda la noche con música e
iluminación estroboscópica, posiciones de estrés, y entonces introducíamos los
perros. El prisionero tenía los ojos vendados, así que en realidad no comprendía
lo que estaba sucediendo, pero teníamos al perro bajo control. El perro ladraba
y saltaba sobre el prisionero, y el prisionero realmente no podía comprender lo
que sucedía.”
Reed Brody de Human Rights Watch entró en más detalles sobre Sanchez:
“Durante esos tres meses de caos que ocurrieron directamente bajo sus propias
narices, nunca tomó cartas en el asunto. Y, también, engañó al Congreso al
respecto. Le preguntaron dos veces en una audiencia si había aprobado alguna vez
el uso de perros guardianes. Fue antes de que apareciera el memorando. Y las dos
veces dijo que nunca lo aprobó. Finalmente vimos el verdadero memorando, en el
que aprueba ‘la explotación del miedo a los perros de los árabes.’” Brody
descartó el informe militar que absolvía a Sanchez de todo acto contrario a la
ley. “Simplemente no es verosímil que el Ejército esté siempre investigándose a
sí mismo y siempre declare su inocencia.”
No hablamos de política. Hablamos del compás moral de la nación. Los
demócratas podrán estar celebrando a un general en retiro que se vuelve contra
su comandante en jefe. Pero el público debiera hacer un alto.
Los demócratas tuvieron la oportunidad de trazar una línea en la arena, de
exigir absolutamente que Mukasey denunciara el waterboarding antes de ser
elevado a fiscal general. Ahora han escogido como su portavoz a un general
desacreditado, vinculado a los más mayúsculos abusos en Iraq. El gobierno de
Bush pasó por encima a Sanchez cuando se trató de su ascenso, preocupado de
reanimar el escándalo de Abu Ghraib durante el año electoral 2006. Ahora son los
demócratas los que lo han resucitado. ¿No les queda un poco de vergüenza?
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Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!,” una hora diaria de
noticias internacionales en televisión y radio que es transmitida por 500
estaciones en Norteamérica.
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=80&ItemID=14399
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