Por qué los demócratas no pelean Y por qué TÚ SÍ DEBES
Sunsara Taylor
No es ningún secreto que millones de personas están profundamente frustradas
y se sienten traicionadas por los demócratas. Para muchas, el colmo fue que los
demócratas ni hicieron el intento de censurar a Bush cuando salió a la luz que
estaba espiando a los ciudadanos.
El momento no podía ser más oportuno. El nivel de aprobación del presidente
estaba por los suelos (34%); la guerra contra Irak ha creado una guerra civil y
la mayoría de los soldados quieren salir de ahí; y el presidente cayó con las
manos en la masa: dijo que jamás mandaría a intervenir conversaciones sin orden
judicial, y era una GRAN MENTIRA. El muy caradura violó la ley. El 62% del país
estaba a favor de un voto de censura, inclusive el 29% de los republicanos.
Pero cuando el congresista demócrata Russ Feingold propuso un voto de
censura, solo otros dos demócratas lo apoyaron.
En los últimos meses he recorrido el país y he participado en muchas
conversaciones. En todas partes he oído esta pregunta: “los demócratas tendrían
tanto apoyo, ¿por qué no pelean?”.
¿Es que no nos damos cuenta de que los demócratas votan año tras año por la
guerra y por más represión?
Fijémonos que Hillary Clinton se queja de que “perdimos un tiempo crucial con
Irán porque la Casa Blanca decidió restarle importancia a las amenazas y
encomendar a otros las negociaciones… hay que darle una señal clara al gobierno
de Irán de que estamos considerando todas las opciones”.
Joe Biden habla en serio cuando afirma: “Las fuerzas armadas de Estados
Unidos deben ser las primeras del mundo. Usaremos la fuerza cuando tengamos que
hacerlo, inclusive de modo preventivo, sin pedirle permiso a nadie”.
¡Los demócratas no quieren representar los deseos de los millones de personas
que han salido a la calle a protestar contra las guerras preventivas e inmorales
de este gobierno!
Escuchemos cuando Harry Reid recalca: “Como he afirmado muchas veces, los
demócratas apoyan los poderes de la Ley Patriota. Votamos a favor de la ley en
2001 y apoyamos unánimemente la reautorización en el Senado el verano pasado. En
los últimos meses hemos puesto atención para que ninguna cláusula expire durante
las negociaciones de la prórroga a largo plazo de esta ley”.
Estas afirmaciones de los demócratas no tienen nada que ver con los deseos de
los habitantes de más de 400 ciudades (el 62% de la población) que se
pronunciaron en contra de la Ley Patriota.
No es que los demócratas no nos escuchen; ¡es que son IMPERIALISTAS! Y no se
puede confiar en ellos para que nos representen.
Este imperio está en transición, como explica Bob Avakian. Los efectos de la
globalización imperialista están desgarrando el mundo: enormes desplazamientos,
trastornos sociales, y una producción internacional más agilizada y competitiva.
Esta situación lleva a los imperialistas a tratar de solidificar su posición
como única superpotencia del planeta. Estados Unidos ve dentro de sus
fronteras una sociedad que rebosa descontento, incapaz de asimilar a millones de
inmigrantes sobreexplotados, asolada por la incertidumbre económica, y en
peligro de desgarrarse por conflictos sobre el papel de la mujer y por la
situación de los negros. Por eso los imperialistas tratan de frenar y contener
todo esto por medio de represión, patriotismo y más religión tradicional.
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