De la atrocidad
Por Juan Gelman - Escritor y poeta
El teniente Andre Grayson, oficial de inteligencia que combatió en Irak, fue
absuelto a principios de junio de todos los cargos que se le imputaron por
encubrir la matanza de Haiditha: había ordenado que se borraran las fotografías
y filmaciones que testimoniaban el asesinato a sangre fría de 24 civiles
iraquíes, incluidas mujeres y también cinco niñas de 1 a 14 años, cometido por
un grupo de marines. Una bomba casera de la insurgencia había matado a uno del
grupo en una carretera cercana a la ciudad y el resto entró en tres casas y
ametralló a todos los que las habitaban (The Washington Post, 27-5-06). Tres
familias enteras. Oficialmente se informó que había sido un choque entre
soldados norteamericanos y terroristas. Lo mismo hacían las dictaduras del Cono
Sur.
La Casa Blanca no sólo perdona esta violación de los Pactos de Ginebra que
protegen a los civiles en tiempos de guerra. Tampoco le importan las violaciones
en general. Seymour Hersh, el prestigioso periodista del New Yorker, denunciaba
ya en el 2004 que el Pentágono tenía videos que registraban el abuso de niños en
la siniestra cárcel de Abu Ghraib: "Lo peor señaló es la grabación de los
chicos aullando...estaban completamente aterrorizados". Un informe reciente de
Human Rights Watch (HRW, por sus siglas en inglés) indica que los ocupantes
estadounidenses han detenido a más de 2.400 niños y niñas de 10 a 17 años desde
la invasión. Hoy esos detenidos suman 513 y están clasificados como "amenazas
imperativas a la seguridad", no tienen abogados, no permiten que los visite la
Cruz Roja Internacional, tampoco la familia, y algunos están presos hace más de
un año sin cargos ni juicio alguno. Los depositan en Camp Cropper, Bagdad, en
condiciones deplorables. ¿Otro daño colateral de la lucha por la libertad y la
democracia? Alarma el abrupto incremento de las detenciones de niños en Irak: su
número ascendía a 25 por mes en el 2006 y se cuadruplicó en el 2007, informa
HRW. El general Douglas Stone, subcomandante de todos los operativos de
detención, ha dicho que ahora se encuentra "en el campo de batalla de la mente"
y quiere "reeducar" a esos niños. Bautizó un correccional con el nombre de El
Hogar de la Sabiduría para darles educación cristiana, la misma en cuyo nombre,
según los ocupantes, los tiene presos y sometidos a cualquier abuso. El general
Stone está convencido de la eficacia del método: declaró a los medios que los
padres y aun los propios niños piden seguir encarcelados para continuar sus
estudios.
¿Será así? Porque, además, se venden niños nada menos que en la bien
amurallada y vigilada Zona Verde de Bagdad, la más protegida, sede del gobierno,
de la embajada de EEUU y de los mandos ocupantes de mayor jerarquía. Lo
descubrieron dos periodista suecos, Tiris Christenson y Thorbjon Anderson, que
se disfrazaron de turistas y en un viejo Volkswagen brasileño lograron ingresar
en la Zona. Filmaron entre otras una escena que parecía del Caribe en el siglo
XVI: el remate de Zahra, una niña de 4 años que alguno se llevó por 500 dólares.
Llega rápido la idea de que estos pequeños son comprados para convertirlos en
esclavos sexuales, apenas mercancía para el muy civilizado Occidente.
La Convención sobre los Derechos del Niño que la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprobara por unanimidad, entró en vigor a fines de 1990 y EEUU
figura entre los Estados que adhirieron a dicho instrumento universal, pero no
la ratificó. W. Bush, al mes de asumir su primer mandato, explicó las objeciones
de la Casa Blanca: "La Convención puede ser una herramienta positiva para
promover el bienestar de los niños de los países que la adoptaron. Pero creemos
que su texto va muy lejos cuando establece obligaciones basadas en derechos
económicos, sociales y culturales". La Convención prohíbe, entre otras cosas, la
venta de niños y su maltrato, y aun así no faltó quien fue más lejos que W.
mismo.
John Yoo, asistente del fiscal general John Ashcroft, declaró públicamente y
sin vueltas que "ninguna ley puede impedirle al presidente que ordene torturar a
un niño sospechoso detenido, inclusive retorciéndole los testículos a ese niño".
Tal vez sin darse cuenta, Mr. Yoo reveló el tipo de interrogatorio que han
padecido durante largos días, y durante muchas horas del día, esas "amenazas
imperativas" para EEUU de 10 o 12 años. La Casa Blanca, el Pentágono, los mandos
en el terreno permiten y aun justifican esas atrocidades y la impunidad que las
abriga. Socializan la atrocidad.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|