05-01-2008
La ocupación parece eterna
Dahr Jamail IPS
Los gobiernos de Iraq y Estados Unidos y el Consejo de Seguridad de la ONU
evitaron acceder a un pedido de la mayoría de los legisladores iraquíes: un
"calendario" para la retirada de las tropas extranjeras del territorio de ese
país del Golfo.
"Los parlamentarios iraquíes abajo firmantes demandamos un calendario para la
retirada de las fuerzas de la ocupación de nuestro amado Iraq", exigieron en una
declaración, emitida en abril pasado, 144 de los 275 legisladores iraquíes.
Pero los gobiernos del presidente George W. Bush y del primer ministro Nouri
al-Maliki, instalado por Washington, lograron el 18 de diciembre que el Consejo
de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) extendiera otro año
la misión militar extranjera en Iraq.
Tal resolución violó tanto la Constitución iraquí como una resolución
aprobada a comienzos de este año por el parlamento iraquí.
Los legisladores firmantes de la declaración advirtieron que cualquier
renovación del mandato de la misión de la ONU no ratificado por el parlamento
iraquí es ilegal. La medida, consideraron, garantiza un aumento de la violencia,
y una profundización de la tensión entre comunidades religiosas.
"Pasarle por arriba al parlamento iraquí y debilitar el proceso político
empujará a más gente a la resistencia armada en vez de alentar métodos no
violentos", dijo a IPS Raed Jarrar, experto de la Oficina de Políticas Públicas
del Comité de Servicio de los Amigos Americanos, organización pacifista con sede
en Washington.
"El apoyo de Estados Unidos al gabinete iraquí, impopular y no elegido,
aumentará la violencia y debilitará los planes de los iraquíes de lograr la
reconciliación nacional. La mejor manera de apoyar la reconciliación es dejar
sin respaldo a una minoría de separatistas iraquíes enfrentada contra una
mayoría de nacionalistas iraquíes", dijo Jarrar.
La estrategia estadounidense de fortalecer a milicias armadas sunitas ya
conduce a enfrentamientos con grupos chiitas, pero también con el gobierno
iraquí, dominado por esa comunidad islámica.
"Sólo cabe preguntar: ahora que Estados Unidos 'liberó' a Iraq de Saddam
Hussein, ¿quién liberará a Iraq de Estados Unidos?", escribió Jarrar en una
columna de prensa.
Uno de los aspectos más problemáticos de lo que 2008 puede traerle a Iraq es
la crítica situación de sus refugiados. En las últimas semanas, decenas de miles
regresaron de Siria a Bagdad luego de una disminución de la violencia en la
capital, pero ese contingente es aún pequeño en comparación con la cantidad
total de refugiados.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur),
desde diciembre 2,4 millones de iraquíes fueron desplazados dentro del
territorio de su país, y al menos otros 2,25 millones habían huido de allí.
Un funcionario de la ONU en Damasco, que habló con IPS a condición de que no
se revelara su identidad, dijo que las cifras de Acnur estaban "consistentemente
muy por debajo de las reales" y no reflejaban con precisión la "catastrófica
crisis de refugiados real, causada por la ocupación".
El gobierno iraquí anunció que en octubre regresaron 46.000 refugiados. Pero
Acnur informó en noviembre que "apenas 14 por ciento de los consultados
retornaban a Iraq por creer que la seguridad había mejorado, en oposición a 70
por ciento que citaron razones financieras y de visa".
A la mayoría de los 1,5 millones de refugiados iraquíes en Siria, así como
los radicados en Jordania, nunca se les permitió trabajar legalmente. Con el
precio de los productos básicos y de los alquileres en continuo ascenso, muchos
de aquellos que agotaron sus ahorros se ven incapaces de permanecer más tiempo.
Muchos de los que regresaron hallaron sus hogares destruidos, saqueados u
ocupados por extraños.
El gobierno iraquí ofrece a cada familia que regresa un millón de dinares
(alrededor de 900 dólares). "Esta suma no alcanza para amueblar dos
habitaciones", dijo Ibtissam, que ha vuelto a vivir en la casa de su hermano.
El gobierno iraquí ofrece, a través de la televisión estatal, viajes
gratuitos en autobús de Damasco a Bagdad, a pesar de que las propias autoridades
reconocen oficialmente que el país no es seguro y que no puede absorber a
aquellos refugiados que desean volver a casa.
Otra crisis que seguramente recrudecerá en 2008 es la relativa a los ataques
de las fuerzas armadas de Turquía en el Kurdistán iraquí.
Bombardeos y ataques aéreos que apuntan a bases en Iraq del Partido de los
Trabajadores de Kurdistán (PKK), insurgente en Turquía, obligaron a más de 4.000
personas a escapar de sus hogares en las últimas semanas de 2007.
Todo esto ocurre con el telón de fondo de entre 50 y 70 por ciento de
desempleo, 70 por ciento de inflación y, en promedio, menos de siete horas de
electricidad por día.
Empresas occidentales que trabajan en la reconstrucción de Iraq recibieron,
hasta ahora, más de 50.000 millones de dólares, pero la infraestructura sigue
siendo caótica, mucho peor que en el régimen de Saddam Hussein (1979-2003),
incluso tras más de 12 años de sanciones económicas.
Pero la construcción continúa en la embajada de Estados Unidos en Bagdad, la
más grande del mundo, y en las bases militares estadounidenses.
En mayo de 2007, Tony Snow, entonces portavoz de George W. Bush, anunció que
al presidente le gustaría ver una mayor presencia militar de su país en Iraq,
igual que en Corea del Sur, donde miles de soldados estadounidenses se apostan
desde hace 50 años.
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=87059
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