11-11-2008
La era Bush
Cuatro años de operaciones secretas y autorizadas de las fuerzas de
élite
Gara
Las fuerzas de élite de Estados Unidos tienen desde 2004 una autorización
general para actuar clandestinamente en cualquier parte del mundo. La orden
secreta fue dictada por el entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, con el
visto bueno del presidente, George W. Bush. Desde entonces, tanto los comandos
especiales como la CIA han realizado una docena de ataques contra «la red Al
Qaeda». El más sonado fue el efectuado el pasado 26 de octubre en Siria.
En la primavera de 2004, el entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld,
plasmó su firma en un documento secreto que autorizaba a las fuerzas de
Operaciones Especiales y a la CIA a realizar operaciones y ataques en aquellos
países en los que supuestamente opera Al Qaeda y que oficialmente no están en
guerra con Estados Unidos. El presidente, George W. Bush, dio su beneplácito a
esta orden secreta. En la lista figuraban entre 15 y 20 países, entre ellos
Somalia, Siria, Pakistán, Yemen, Arabia Saudí y otros estados del Golfo Pérsico.
La existencia de esta autorización fue filtrada ayer por el diario «The New York
Times», que cita bajo anonimato a más de media docena de funcionarios -militares
en activo o ya retirados, mandos de los servicios de inteligencia, y
responsables de formular la política de la Administración Bush-.
Según precisaron, Irán no figura en la citada lista, aunque sugirieron que
fuerzas estadounidenses han llevado a cabo misiones de reconocimiento en suelo
iraní amparándose en otras directivas clasificadas.
En aplicación de esa orden, detallada en el documento «Al Qaeda Network
Exord», comandos especiales de las Fuerzas Armadas han efectuado en los últimos
cuatro años alrededor de una docena de ataques en Siria, Pakistán o Somalia.
Otra docena de operaciones fueron canceladas, causando con frecuencia
«consternación» en los altos mandos. Según las fuentes consultadas por el
rotativo, altos funcionarios de la Administración decidieron posponerlas por su
peligrosidad, por las consecuencias diplomáticas o por no tener evidencias
suficientes.
En junio, «The New York Times» reveló el contenido de una de esas operaciones
abortadas. La misión, cancelada en el último minuto, consistía en enviar a
Pakistán a un comando de los Navy Seals y los Rangers para capturar a Ayman
al-Zawahri que, según la CIA, iba a asistir a una reunión en Bajaur.
Pero pronto surgieron las diferencias entre el Pentágono y la agencia de
inteligencia -algunos agentes incluso querían ejecutarla sin informar al
entonces embajador en Pakistán, Ryan C. Croker-. Finalmente, Rumself no autorizó
la misión.
Pakistán y Somalia
Muchas de las operaciones de los comandos especiales militares han sido
realizadas en estrecha colaboración con la CIA, mientras que otras, como la
efectuada en Siria el pasado 26 de octubre, fueron dirigidas directamente por
los servicios de inteligencia. No obstante, tuvieron la cobertura de los
comandos militares.
De acuerdo con el testimonio de un alto ex agente de la CIA, en 2006,
miembros del equipo de operaciones especiales de la Marina, conocidos como Navy
Seals, atacaron un complejo en la región Bajaur en Pakistán.
Las autoridades estadounidenses siguieron la misión entera y en tiempo real
desde la sede de la agencia en Virginia, a miles de kilómetros. Para ello
colocaron una cámara de video en una areonave no tripulada.
Excepto este ataque, las fuentes rechazaron dar detalles sobre el resto de
operativos.
Esta orden secreta emitida en 2004 fue tan sólo un paso más en la escalada
represiva puesta en marcha por Bush tras los atentados del 11-S. Poco después,
dictó una orden presidencial autorizando a la CIA la planificación y comisión de
operaciones en cualquier país. Pero, las Fuerzas Armadas no tenían un mandato
semejante hasta que Rumsfeld firmó la orden, que «puso los cimientos» para las
órdenes de Bush de julio, que han permitido a las Fuerzas Armadas operar en
Pakistán.
En 2003, ya dio a las agencias de inteligencia amplios poderes para detener e
interrogar en cualquier parte del mundo a sospechosos de pertenecer o colaborar
con Al Qaeda. Dio también vía libre a las escuchas telefónicas o al espionaje de
las comunicaciones electrónicas sin autorización judicial.
Aun contando con la autorización de Rumsfeld, cada misión necesitaba un
amplio apoyo del Gobierno, sobre todo, si el escenario escogido era un «país más
sensible», como Pakistán y Siria.
Las arduas negociaciones para aprobar la orden de 2004 se prolongaron duraron
casi un año. Varios funcionarios relataron a «The New York Times» las tensiones
entre el Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado, que no compartían la
misma visión sobre el rol que debían jugar los militares.
Tampoco estaban de acuerdo sobre la conveniencia de incluir a Irán.
Finalmente optaron por dejarlo a un lado y acordar otro tipo de
autorización.
Tanto el Departamento de Estado como la CIA expresaron su temor a que los
comandos militares invadieran las competencias que, históricamente, habían sido
de la Agencia.
El pentágono
Un portavoz del Pentágono se negó a comentar la noticia publicada ayer por
«The New York Times». «Trabajamos con nuestros socios en todo el mundo para
definir, perseguir, capturar y matar a los terroristas allá donde preparan sus
operaciones», declaró.
Piden a Europa que «ayude» a Obama a cerrar Guantánamo
Cinco organizaciones no gubernamentales, entre ellas Amnistía Internacional,
pidieron a los gobiernos europeos que «ayuden» al presidente electo de EEUU,
Barack Obama, a cerrar Guantánamo y acojan a unos 50 presos que no pueden volver
a sus países por estar amenazados de tortura. «Obama tiene la oportunidad de
cerrar Guantánamo y es responsabilidad de EEUU poner fin al desastre que es esa
cárcel. Pero Europa debe tender la mano y brindar la protección humanitaria a
ese grupo de presos», manifestó Daniel Gorevan, miembro de AI en una conferencia
en Berlín.
«Todos estamos muy satisfechos de la elección de un presidente que tantas y
tan positivas expectativas despertó. Obama se ha comprometido a poner fin a algo
que desde el principio escapó a toda la legalidad, hay que darle vías para
completarlo», añadió Steve Sady, abogado de Oregón.
GARA
Posado de rigor y apretón de manos en el pórtico de la Casa Blanca
Barack Obama, acompañado de su esposa Michelle pero sin sus dos hijas, llegó
ayer a la Casa Blanca en una limusina negra con cristales ahumados. Lo hizo once
minutos antes de la hora prevista. El presidente en funciones, George W. Bush,
lo esperaba en el pórtico, en el sitio donde en sus ocho años de Gobierno ha
recibido a los mandatarios extranjeros. Obama se saltó ligeramente el protocolo
al dar una palmada en la espalda a Bush en un gesto característico suyo. Ambos
posaron para las cámaras y después caminaron hacia al Despacho Oval. Allí se
reunieron durante dos horas, sin que haya trascendido el contenido del
encuentro. No obstante, Bush adelantó hace una semana que hablaría con Obama
sobre la crisis, Irak, Afganistán y la cumbre del G-20.
Laura Bush, mientras tanto, mostró a Michelle los entresijos de la Casa
Blanca y departieron sobre el papel que debe jugar la primera dama.
En su primera rueda de prensa tras las elecciones presidenciales, Obama
subrayó que iba con «espíritu bipartidista y el sentido de que tanto el
presidente como varios líderes del Congreso reconocen la gravedad de la
situación y quieren actuar».
Durante la campaña, culpó a «las políticas fallidas» de Bush de la
catastrófica situación en el país.
Por otra parte, el responsable del equipo de transición demócrata, John
Podesta, reveló al canal de televisión Fox que, aunque Obama no jurará su cargo
hasta el 20 de enero, ya está revisando algunos decretos firmados por Bush en
temas como la investigación con células madre o perforaciones petroleras. Afirmó
que el presidente electo quiere actuar desde el principio y podría utilizar sus
atribuciones ejecutivas para anular algunas de las políticas de su antecesor.
«Hay muchas cosas que puede hacer utilizando su autoridad ejecutiva sin esperar
al Congreso y creo que le veremos hacerlo», agregó.
Afirmó que hay muchos asuntos, como el estudio de las células madre, en los
que el nuevo equipo de Gobierno discrepa con la Administración Bush que, a su
juicio, «ha actuado de forma regresiva para hacer cosas que probablemente no van
en el interés del país».
En su mandato, Bush vetó un proyecto de ley para facilitar dicha
investigación y autorizó la perforación de 360.000 acres pertenecientes al
estado de Utah para extraer gas y petróleo, a lo que se oponían los
ecologistas.
Podesta también aseguró que la crisis económica no impedirá que Obama cumpla
su compromiso de mejorar los servicios de salud, la política energética, revise
la educación y apruebe un recorte de impuestos a la clase media en cuanto jure
el cargo.
«Todos esos son asuntos económicos centrales que tendrán que ser tratados
como una unidad dentro de una estrategia global que permita a los
estadounidenses avanzar enérgicamente a través de esos frentes», subrayó.
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