John Conyers no es Martin Luther King
Ray McGovern, 24/7/07
¿Qué tienen en común el representante John Conyers, demócrata de Michigan y
presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, y el presidente
George W. Bush? Los dos piensan que pueden ser irrespetuosos con Cindy Sheehan y
contar con el chismorreo de la columnista Dana Milbank del Washington
Post para trivializar un momento histórico.
Voy a concederle esto al presidente Bush: No es pretencioso con su
irrespetuosidad. No quiso reunirse con Sheehan para especificarle la ”noble
causa” en que murió su hijo Casey o para decirle por qué dijo que su muerte
“valió la pena”.
Conyers, por otro lado, se empapaba de artificio cuando se reunió conmigo,
con Sheehan y el reverendo Lennox Yearwood en su oficina en el edificio Rayburn.
Raras veces me he visto tan decepcionado con una persona que antes tenía en una
estima muy alta. Antes de marcharme, se lo dije.
Refregándonoslo, hizo que nos arrestaron y a 50 personas más que estábamos en
su antesala, así apartándonos de la lucha mientras la policía del Capitolio nos
“procesaba” por 6 horas.
Cuando empezamos nuestra charla con Conyers, nos trató como si fuéramos unos
crédulos “recién nacidos”, como Harry Truman hubiera dicho. Con un entusiasmo
fingido empezó: Hagamos una reunión comunitaria en Detroit para hablar sobre el
juicio de destitución. Saquen mi calendario; tenemos que escuchar lo que todo el
mundo tiene que decir.
Ya lo hicimos, le recordé.
El 29 de mayo del 2007 el coronel Ann Wright, yo y otras personas más volamos
a Detroit para una reunión comunitaria muy publicitada sobre el juicio de
destitución, porque nos aseguraron que John Conyers iba a estar.
El capítulo de Michigan del Gremio Nacional de Abogados había organizad el
foro/reunión comunitaria menos de dos semanas después de la aprobación en el
ayuntamiento de Detroit de una resolución, patrocinada por Mónica Conyers
(esposa de John Conyers), que pedía un juicio de destitución a Bush y al
vicepresidente Dick Cheney. Estábamos esperanzados de que la visión y la
valentía de Mónica fueran contagiosas.
Tuve que recordarle al congresista que ni siquiera dio la cara en la reunión
comunitaria.
Aparentemente ese incidente le fue tan insignificante que ya se lo había
olvidado por completo. No es de extrañar, entonces, que aparentemente se le
olvidó también el juramento que hizo para proteger y defender la constitución de
Estados Unidos de todo enemigo, sea en el exterior o dentro del país.
¿Memoria selectiva de Alzheimers? No lo sé. Lo que estuvo claro es que se le
habían olvidado muchas cosas.
Cuando le recalqué el papel de James Madison en crear una constitución que
menciona el juicio de destitución por lo menos seis veces, respondió: Madison no
decía que Conyers tiene que destituirle a todo el mundo. Porque si tuviera que
destituirle a todo mundo por crímenes graves y delitos menores, pues mi comité
no tendría tiempo para hacer otra cosa.
Aprendí el nombre de esa técnica en el curso de retórica 101: reductio ad
absurdam.
¿Y si lo hacemos sólo a Bush y Cheney?
Conyers objetó que para eso se necesitan 218 votos en la Cámara de
Representantes y esos votos no existen. Quedaron claras sus prioridades cuando
se quejó en voz alta que si no alcanzara los 218 votos, los republicanos y el
noticiero Fox harían un verdadero festín del hecho.
No logramos que Conyers entendiera nada de nuestro mensaje; al contrario,
pareció que nuestras preguntas muy directas le asombraron totalmente.
Al pensarlo más tarde, me vino a la cabeza un dicho de mi padre, también
abogado: “Cuando llegas a la edad de la ‘senilidad estatutaria’, haces un favor
a todo el mundo al retirarte.”
Siguió sus palabras con su ejemplo, porque se retiró como presidente del
Consejo Rector de la Universidad del Estado de Nueva York, mucho antes de que su
senilidad -estatutaria u otra- se lo obligara.
El septuagenario Conyers (y de la misma manera, el octogenario senador John
Warner, republicano de Virginia, que también se olvidó del juramento que hizo
para defender la constitución) harán bien si siguen ese consejo.
Hacia el final de la reunión, Conyers demostró un descaro singular al
referirse al Dr. Martin Luther King, Jr. Para mí, eso fue demasiado.
Casi le dije: tú no eres Martin Luther King. En vez de eso, cité una parte
del famoso discurso que dio el Dr. King hace casi 40 años en la iglesia
Riverside:
”Tenemos que hablar con toda la humildad apropiada a nuestra visión limitada,
pero debemos alzar nuestras voces... es posible “llegar demasiado tarde”... La
vida a veces nos deja parados, desnudos y descorazonados debido a las
oportunidades perdidas... Sobre los huesos ancianos de muchas civilizaciones
están escritas las palabras patéticas: “Demasiado tarde.”
Aproveché de esa cita en una carta que el lunes les di a los ayudantes de
Conyers, en que traté de expresar por qué mis colegas de Veteran Intelligence
Professionals for Sanity [Ex Profesionales de los Servicios de Inteligencia a
Favor de la Sensatez] creen que es URGENTE encontrar alguna manera de aplicar la
constitución para parar a una rama ejecutiva fuera de control.
A continuación, la carta:
Una Nota para el representante John Conyers:
Sobre el Juicio de Destitución y el puente de Edmund Pettus
Estimado John,
Todos tenemos un crimen favorito por el cual pensamos que se debe hacerles un
juicio de destitución al presidente Bush y al vicepresidente Cheney. Muchos de
nosotros tenemos varios favoritos.
Pero el verdadero desafío es mirar hacia EL FUTURO. ¿Qué harán Bush y Cheney
en los próximos meses si NO se inicia un juicio de destitución?
A menudo se escucha... Bueno, de todos modos harán lo que se les dé la gana,
hágase el juicio de destitución o no. Falso.
Si nosotros, el pueblo y nuestros representantes del Congreso, escogemos el
camino que nos otorgaron nuestros fundadores y se inicia el proceso de
destitución, será menos probable que sectores importantes de nuestro cuerpo
político Y militar sigan órdenes ilegales provenientes de la Casa Blanca.
Esos sectores importantes se sensibilizarán más sobre el peligro que este
gobierno nos ha hecho correr y las órdenes extra-constitucionales que
posiblemente se les pedirá cumplir.
FACTOR NUEVO: Incluso los periódicos propiedad de Scaife han empezado a
cuestionar la ESTABILIDAD MENTAL de Bush.
¿Qué puede ser más importante en este momento?
Nosotros, los Veteran Intelligence Professionals for Sanity (VIPS) hemos
aplicado todas nuestras técnicas analíticas para evaluar el gobierno
Bush/Cheney. Hemos participado en establecer el historial muy largo de abusos y
usurpaciones pasadas. Pero ¿qué pasará en el futuro?
Irak se va hacia un caos total. Cada vez es más probable un incidente como la
ofensiva Tet (de Vietnam). La Zona Verde se bombardea más frecuentemente ahora.
A lo mejor, no más es cuestión de tiempo que la Resistencia tenga suerte y
acierte con un proyectil en nuestra nueva embajada resplandeciente de $600
millones, matando a un chingo de estadounidenses.
¿Qué pasará entonces? ¿Cheney le dirá al presidente que los militares
encontraron marcas iraníes en los fragmentos de proyectiles y que deben tomar
represalias?... y ya que estamos en eso, podríamos implementar el plan A y
atacar todas las instalaciones iraníes relacionadas con la producción
nuclear.
Ahora que el Congreso aprueba una resolución tras otra contra Irán, ¿cómo
respondería el presidente a tal sugerencia de Cheney?
Muchos de los analistas de inteligencia hemos encontrado que es útil, en
parte, confiar en estudios psicoanalíticos para desarrollar perfiles de líderes
extranjeros. (Este matrimonio entre el psicoanálisis y los servicios de
inteligencia empezó a principios de los años 40, cuando la Oficina de Servicios
Estratégicos pidió estudios de esa naturaleza sobre Hitler). Las llamamos
“evaluaciones de personalidad a distancia.”
Hace tres años Justin Frank, M.D., un psiquiatra de Washington, escribió un
libro titulado Bush on the Couch (Bush en el diván) en que expuso ideas
muy perspicaces sobre la manera de pensar – o de no pensar—del presidente.
Queriendo aprovechar todas las herramientas que disponemos, hace poco los
VIPS le pedimos al Dr. Frank actualizar sus observaciones, con una predicción, a
la medida posible, de cómo Bush responderá a las crecientes presiones de las
próximas semanas y meses. Tal vez a principios de la semana entrante
publicaremos el último análisis del Dr. Frank, junto con nuestras observaciones.
Pero ya tenemos el análisis preliminar y las palabras que mejor lo describen
son: Tengan miedo.
En una pequeña nota esta mañana (23 de julio), el Dr. Frank dice que “se
trata de un hombre potencialmente acorralado [que] puede estallar, y la mejor
manera de hacerlo podría ser bombardear Irán. Cualesquiera que sean las causas
de la patología de Bush, tenemos a un hombre peligroso en control... con aires
de grandeza y sin nadie que se lo impida...”.
A continuación, unos pasajes del memorándum que el Dr. Frank está preparando
a petición de VIPS:
”George W. Bush no tiene conciencia... y es deliberadamente destructivo.
Siempre le ha gustado destruir cosas... lo más sorprendente es la manera en que
está destruyendo a nuestras fuerzas armadas.”
“No le preocupan las otras personas, es indiferente a su sufrimiento... Ha
perdido su capacidad (casi constitucionalmente) de entender o tener compasión...
Inventa cuentos según su conveniencia, más por indiferencia a la realidad que
por falta de contacto con ella.”
“A la larga, es psicológicamente inestable... Su objetivo es destruir cosas
[y lo puede hacer] sin experimentar ansiedad o un sentido de responsabilidad. Un
objetivo también importante es protegerse de la vergüenza, de estar equivocado,
de verse pequeño y débil.”
Entonces, ¿qué debemos hacer?
En una coyuntura crítica similar, el Dr. King habló con típica franqueza:
”Tenemos que hablar con toda la humildad apropiada a nuestra visión limitada,
pero debemos alzar nuestras voces... es posible “llegar demasiado tarde”... La
vida a veces nos deja parados, desnudos y descorazonados debido a las
oportunidades perdidas... Sobre los huesos ancianos de muchas civilizaciones
están escritas las palabras patéticas: “Demasiado tarde.”
Hoy hay otro puente Edmund Pettus que cruzar, John. Y te toca dirigirnos a
cruzarlo.
Respetuosamente,
Ray McGovern (para VIPS)
Ray McGovern trabaja con Tell the Word (Predicar la Palabra), el editorial de
la Iglesia Ecuménica del Salvador en Washington, DC. Fue analista de la CIA por
27 años y es co-fundador de Veteran Intelligence Professionals for Sanity
(VIPS).
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