La obsesión con el final del mundo
La obsesión que tienen una serie de Iglesias o predicadores fundamentalistas
aquí en Estados Unidos con el final del mundo debe de ser una preocupación
primordial para quienes estamos trabajando cada día en la construcción de un
mundo diferente, mejor.
Por un lado es importante el poder reconocer que esta obsesión religiosa no
está divorciada de ramificaciones sociales, políticas y económicas que sostienen
a todo un aparato ideológico que pretende justificar y a la misma vez defender,
los proyectos que surgen de la derecha o la ultraderecha, sea esta religiosa o
no.
De acuerdo a estudios realizados, un 42%, para bien o para mal, asiste a una
Iglesia por lo menos una vez a la semana. También se nos dice que el 59% de la
población estadounidense cree en todo este asunto del final del mundo como parte
de un segundo retorno Jesús por sus escogidos/as.
¿Dónde podemos ver las ramificaciones sociales, políticas y económicas de
todo este aparato teológico de derecha con la obsesión con el final del
mundo?
En lo social, con la compulsión del estar listos para la llegada de Jesús se
promueve una teología del quietismo e indiferencia ante los pecados sociales
como lo es el hambre, las guerras, la xenofobia, el heterosexismo, el sexismo,
racismo, el desempleo, el no tener acceso a servicios médicos o educativos, por
solo mencionar algunos de estos pecados.
El afán es el solo pensar en el más allá y olvidarnos de dónde o bajo qué
condiciones estamos viviendo tiende a beneficiar a la clase gobernante quien
necesita sacarle provecho a su estadía aquí en la tierra. Esta es la teología
del oportunismo.
Asimismo, en la ramificación política por un lado se sigue vendiendo la falsa
idea de la doctrina del destino manifiesto (en inglés, Manifest Destiny). Esta
ideología expresa la creencia que los Estados Unidos de América (EE.UU.) está
destinado por Dios a expandirse desde las costas del Atlántico al Pacífico. Esta
es la doctrina que pretende justificar el colonialismo, expansionismo e
imperialismo estadounidense.
De la misma manera hay que sumarle a todo este asunto que existe un sinnúmero
de fundamentalistas Cristianos quienes han elaborado una teología separatista,
creyendo que no debemos de permitir al pueblo Palestino el tener su propio
estado o nación, porque de acuerdo a la profecía de los últimos tiempos es
necesario -antes de que Jesús retorne- que el pueblo judío retorne a la tierra
prometida. De aquí la justificación teológica del sionismo etnocentrista.
En la ramificación económica se caracteriza por ser rotundamente
anticomunista, mercadeando a su vez que es de aquí que surgirá el anticristo del
cual la Biblia metafóricamente nos narra.
Interesante en todo esto es que usted y yo sabemos muy bien que si de algún
lugar va a surgir un anticristo, la matriz de esta aberración
política-teológica, lo será el sistema capitalista, quien se distingue por
elaborar unos cultos de adoración al dios falso del dinero.
Es a esto lo que denominamos teológicamente sacrilegio porque intenta crear
una imagen falsa de Dios.
Ahora bien, contrario a quienes siguen creyendo que es necesario erradicar la
religión, yo sigo creyendo que lo que necesitamos es reactivar una militancia
espiritual subversiva que se caracterice por elaborar una pastoral de
acompañamiento al pueblo con el propósito de que este encuentre su
liberación.
Si hay un cielo o un más allá, debemos de tener claro, nadie irá a ser lugar
sin pasar por la tierra. Por lo tanto, mi peregrinaje por este mundo debe de
comenzar por transformar este mundo en un paraíso de paz con justicia.
lbarrios@jjay.cuny.edu
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