Mi trasgresión me convierte en un prisionero de conciencia
Padre Luis Barrios
Los lugares más calientes en el infierno están reservados
para aquellos/as que, en tiempos de gran crisis moral, mantienen su
neutralidad. Dante (1265-1321)
Un saludo solidario y bendiciones.
Como ya es de conocimiento en algunos/as de ustedes, en el día de ayer
–lunes, 26 de enero de 2009- en la ciudad de Columbus, Georgia el Juez G. Mallon
Faircloth, Magistrado de la Corte Federal, en unión a otros/as cinco
compañeros/as –Diane T. Pinchot, Louis N. Wolf, Theresa Cusimano, Albert L.
Simmon, y Krysten L. Holm- me encontró culpable de cruzar los portones y entrar
a la base militar Fort Benning, lugar donde protegen a la Escuela de Las
Américas. Esta es la escuela militar donde entrenan a soldados latinoamericanos
en tácticas de torturas, desapariciones y asesinatos, para que protejan a
gobiernos antidemocráticos y por supuesto, asimismo los intereses imperialistas
de la hegemonía política, económica y militar del gobierno estadounidense en
América Latina.
Nuestro mensaje cuando nos arrestaron en nuestra acción de desobediencia
civil el pasado 23 de noviembre de 2008 dentro de la base militar fue claro y
preciso: ¡cierren ya esta escuela de asesinos! Yo le añadí a todo este proceso
el poder traer justicia para mi guía espiritual y beato, San Romero de Las
Américas, asesinado por graduados de la Escuela de Las Américas. Esta es mi
ofrenda de agradecimiento para él.
Luego del juicio, cuatro oficiales federales me condujeron a tomar las
huellas digitales y fotos y más adelante a escuchar la letanía de otros
oficiales quienes se encargaron de recordarme no se cuantas veces que ahora yo
le pertenezco al sistema de prisiones. La sentencia en el juicio de ayer son dos
meses en una cárcel federal que el sistema de prisiones decidirá y la misma
comenzará más o menos en tres o cuatro semanas. De todas maneras tengo que
reportarme semanalmente para ellos saber lo que estoy haciendo con mi vida.
Ahora bien, ¿por qué digo un prisionero de conciencia?
Se dice que un preso de conciencia o prisionero/a de conciencia (POC por sus
siglas en inglés Prisioner of conscience) es cualquier persona
encarcelada por su raza, religión, color de piel, idioma, orientación sexual o
credo, mientras no haya defendido o practicado la violencia. El término fue
creado por la asociación defensora de los derechos humanos Amnistía
Internacional a principios de los años 60.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Preso_de_conciencia).
En esta ocasión la acción que me está llevando a la cárcel es una de carácter
social, política, moral y espiritual. La misma se realizó muy bien calculada
dentro del contexto de la resistencia de la desobediencia civil no violenta. Yo
no soy culpable de cometer algún crimen contra la humanidad. Sin embargo,
reconozco que soy culpable de ser un transgresor de cualquier "ley" que pretende
justificar la injusticia de opresión, exclusión, o asesinato! ¡Lo hago porque
éstas no son leyes!
¿Qué quise dejarle claro al Juez?
Primeramente, que no es correcto cuando se quiere decir que hay unas leyes
establecidas y que mi deber es obedecerlas. Le dije claramente que estaba
equivocado, porque las leyes injustas no son leyes, por lo tanto no tengo ningún
deber de obedecer lo que no es justo. Asimismo le clarifiqué que esta son las
razones por las cuales Jesús las desobedeció en Palestina, Mahatma Gandhi en la
India, Nelson Mandela en Sur África, Cesar Chávez y Rosa Park aquí en Estados
Unidos, Luisa Capetillo en Puerto Rico, por solo mencionar unos nombres. Eso si,
que quede claro, yo no me estoy comparando con estos/as maestros/as de la
justicia, sus zapatos me quedan muy grandes. Solo estaba humildemente buscando
ejemplos para ilustrar mi acción.
Igualmente, el mensaje estuvo claro cuando se explicó que no es correcto
tratar de divorciar la política exterior del gobierno de Estados Unidos de la
creación de la Escuela de Las Américas. O sea, que desde la implementación de la
Doctrina Monroe en el año 1823 -la cual consiste básicamente en el aislacionismo
del nuevo continente y un veto frente a las pretensiones de las naciones
europeas de intervenir en las Américas- ha quedado claro que existe un proyecto
de dominio y control que responde a los intereses colonialistas e imperialistas
de este gobierno con la intención de mantener una intervención y dominio de los
países de América Latina. De aquí el que esta doctrina le dio la oportunidad al
gobierno de Estados Unidos de poder lograr mayor expansión territorial. Pero por
supuesto, hacían falta instituciones del “orden” que pudiesen proteger esta
ideología expansionista. De esta realidad desde 1898 sigue siendo víctima mi
patria Puerto Rico, al ser una colonia de Estados Unidos. Asimismo de esta
realidad surgió la Escuela de Las Américas situada desde 1946 a 1984 en Panamá y
luego la mudaron a la base militar de Fort Benning en Columbus, Georgia.
De la misma forma, se le pidió al juez, que si en verdad cree en procesos de
justicia, él podría ser de gran ayuda en lograr por un lado que la Corte Penal
Internacional juzgue a la Escuela de Las Américas y a sus graduados que han
cometido los siguientes crímenes: Crimen de Genocidio, Crímenes de Lesa
Humanidad, y Crímenes de Guerra.
¿Cuándo es el tiempo?
Para quienes me escribieron o me llamaron con el mensaje melancólico
desatinado que no era el tiempo para este tipo de acción quiero decirles que
aprecio mucho su preocupación. Solo que me surge una pregunta que no se o no
puedo contestar: ¿Cuándo es el tiempo para luchar por la justicia para que la
paz reine? Si alguien sabe que me lo diga. Tal vez es que yo no estoy al día con
todos estos asuntos que se ponen de moda y de aquí entonces me perdí la receta o
la temporada.
Eso si, yo siempre he creído, que en asuntos de activismos revolucionarios
–esto incluye a los/as cristianos/as, a las/os marxistas y a la gente atea,
entre otras- este trabajo por la justicia no tiene vacaciones, no establece un
lugar, no tiene un momento específico, ni mucho menos a unas personas. Aun más,
no son asuntos de modas. Además usted y yo sabemos muy bien que la mejor manera
de criticar es haciendo. O sea, enséñame lo que estas haciendo por la paz con
justicia y así de esa manera yo aprendo.
Que quede claro, yo no juego a las necedades de ser héroe ni mucho menos a
buscar reconocimientos personales. Esa etapa de egoísmo, narcisismo o
individualismo yo la superé hace muchos años. Es por esto que tengo claro que la
lucha por la paz con justicia no es una meta, sino más bien es un proceso
continuo. El estilo oportunista se lo inventaron la gente acomodada para
justificar su no envolvimiento o quietismo, y así de esa manera evadir el
sacrifico personal que se realiza para beneficiar a la colectividad. Ese
sacrifico personal por supuesto, debe de convertirse en un deber y ese deber en
una satisfacción personal. Una vez evolucionamos socio-espiritualmente a este
nivel, ya no son necesarios los reconocimientos y se puede disfrutar en paz y
armonía, hasta lo que es clandestino o anónimo. Quiero aclarar que no estoy en
contra de los agradecimientos del pueblo que muchas veces desea bendecir a
alguien con el compartir de algo. Lo que estoy rígidamente criticando es a
aquellas personas que condicionan su trabajo por la paz con justicia esperando
estos halagos. De todas maneras ya lo dice muy bien nuestro hermano Pablo
Milanes: lo que brilla con luz propia, nadie lo puede apagar. Por lo
tanto, no pierda el brillo y deje que sus acciones hablen por usted.
Déjenme ponerlo en arroz y habichuelas como me decía mi abuela Doña Bárbara:
Mientras los graduados de la Escuela de Las Américas sigan hostigando,
torturando, desapareciendo, y/o matando campesinos/as, líderes obreras/os,
sindicalistas, estudiantes, periodistas, comunistas, etc., en Colombia, Perú,
Guatemala, República Dominicana, Honduras, y otros lugares, el tiempo para
nuestra acción que deje como resultado la paz con justicia es ahora, punto.
De nuevo, como sacerdote mi activismo espiritual tiene como meta el poder
organizar la religiosidad del pueblo para que alcance su liberación. Esto no
necesita de reconocimientos sociales, compensaciones económicas o
gratificaciones psicológicas para ser realizado. Es mi deber socio-político de
caminar con el pueblo y acompañarle en sus luchas. ¡Qué hermoso es cuando se
aprende a vivir sin glorias o reconocimientos personales y se continúa
realizando el deber que nos corresponde para construir un mundo de paz con
justicia! Aquí podemos decir que hemos llegado a las puertas de la inmortalidad.
Este es mi reto cada día cuando tengo la oportunidad de abrir mis ojos y dar
gracias a Dios de que todavía sigo con vida en este mundo. Y todo esto a su vez
me otorga el derecho a morir en paz cuando me llegue mi momento porque cumplí
con mi deber ante nuestra Diosa de construir un mundo mejor. De aquí el que este
pequeño sacrificio es una aportación a toda esta lucha.
¿Qué hacer como colectividad?
Para quienes han estado comunicándose con la preocupación de qué hacer, aquí
les van unas recomendaciones;
En primer lugar un respaldo incondicional moralmente, espiritualmente,
económicamente, socialmente y políticamente a todo el trabajo que se realiza en
SOA Watch (www.soaw.org. Este
es un trabajo serio que reta las estructuras de poder.
Asimismo, comenzar ampliamente la campaña educativa para que nuestros pueblos
aquí en Estados Unidos puedan comprender sobre la existencia y operación de la
Escuela de Las Américas. Sobre todo, que puedan concienciarse sobre las
atrocidades contra los derechos humanos y civiles que se cometen por sus
graduados en nuestros países latinoamericanos.
También, el apoyo dentro de este contexto debe dirigirse a todos/as los
prisioneros/as de conciencia. Fuimos seis personas condenadas y su sacrificio
debe de ser reconocido.
Igualmente tener la capacidad de poder conectar en esta campaña a todos/os
nuestros/as prisioneros políticos con prisioneros/as de conciencia hasta lograr
su excarcelación. Por ejemplo los/as hermanos/as y compañeros/as prisioneros/as
políticos/os puertorriqueños/as (Carlos Alberto Torres, Oscar López
Rivera, Avelino González Claudio y Haydeé Beltrán); los cinco hermano y
compañeros héroes cubanos (René González, Fernando González, Antonio
Guerrero, Gerardo Hernández y Ramón Labañimo); el compañero y hermano
periodista y activista político negro estadounidense, Mumia Abul-Jamal;
el compañero y hermano de las naciones Anishinabe y Dakota/Lakota, Leonard
Peltier; por solo mencionar algunos nombres. Recordemos que estas luchas por
la paz con justicia no son antagónicas, sino más bien complementarias.
Por último y no menos importante, use la creatividad e invéntese algo.
Adjunto les incluyo mi declaración de defensa ante el juez en el día de ayer.
Muchas gracias por su atención.
En el amor solidario, abrazos y bendiciones,
P.Luis Barrios Iglesia de Santa María 27 de enero de 2009 New
York, New York Lbarrios@jjay.cuny.edu
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