El embeleco de la Escuela de Las Américas
¿Se puede usted imaginar una escuela en dónde se le enseña a discípulos que
provienen de América Latina a secuestrar, torturar, violar sexualmente,
desaparecer y matar? ¡Claro que sí!
Esta escuela de asesinos la tenemos situada y financiada con fondos federales
en la base militar Fort Benning, en el estado de Georgia y responde al nombre de
Escuela de Las Américas, aunque últimamente le han cambiado el nombre por el de
Western Hemisphere Institute for Security Cooperation (WHINSEC).
La misma comenzó en el año 1946 bajo el nombre de Latin American Ground
School (LAGS), en la base militar que Estados Unidos tenía en el Canal de
Panamá. En el año 1963 adquirió el nombre de Escuela de Las Américas y no fue
hasta el año 1984 cuando mudaron las facilidades y currículo terrorista hacia
Fort Benning.
La misión principal de esta escuela lo sigue siendo el promover la ideología
de la cultura política militarista de Estados Unidos a través del uso de
violencia institucional o estructural social como estrategias de control social.
Pero por supuesto, la metodología trascendental sigue siendo el terrorismo
político a través del militarismo. En esta escuela por un lado se promueven y se
protegen los intereses de la política exterior de la clase dominante y
gobernante de Estados Unidos hacia América Latina. Y por otro lado, se pretende
preservar y a la misma vez promover los intereses de las oligarquías locales en
estos países Latinoamericanos, garantizándoles el pecado capital de la
impunidad.
De aquí el que trabajen juntos en sus proyectos de violación de derechos
humanos y civiles (ejemplo: lo que está pasando en Colombia); quitar y poner
gobiernos que respondan a sus interés (ejemplo: lo que le hicieron a Haití y a
Venezuela); implementación de terrorismo mediático (ejemplo: lo que le están
haciendo a Venezuela y a Nicaragua); bloqueos políticos y económicos (ejemplo:
lo que le están haciendo a Cuba); colonizar (ejemplo: lo que sucede en Puerto
Rico); promover la movilización y financiación de una falsa disidencia (ejemplo:
lo que está pasando en Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela); y otras
diabluras mas.
¿Cuál es entonces nuestro reto-deber? Combatir esta escuela de asesinos hasta
que logremos erradicarla. Este reto-deber no es solo del activismo político,
social, cultural, sindicalista, estudiantil, etc. Tiene que ser también parte de
la agenda de justicia de las comunidades de fe, o sea, del activismo religioso
con una militancia espiritual.
El trabajo increíble realizado a través de todos estos años por la School of
the Americas Watch (SOAW) y de su fundador Padre Roy Bourgeois es un ejemplo
concreto de esta militancia espiritual. Prácticamente aquí se toma seriamente el
modelo de Henry David Thoreau, quien nos dijo con su ejemplo: si la maquinaria
del gobierno…requiere que usted sea un agente de injusticia contra otras
personas, entonces yo digo, violen la ley.
A mí me parece que este quehacer de derechos humanos debe de ser otra de las
tareas en donde podemos poner a prueba el famoso cambio que el presidente
electo, Barack Obama, nos está prometiendo. Por lo tanto, ¡que cierre la Escuela
de Las Américas y cambie la política imperialista hacia América Latina! Paz con
justicia.
Lbarrios@jjay.cuny.edu
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