Repasando rebeldemente la agenda inmigratoria
¿Por qué en materia de política pública el tema de inmigración ha pasado a un
segundo o tercer lugar de importancia? Y, ¿por qué se sigue promoviendo y se
pretende justificar una legislación punitiva y antiinmigrante?
Comienzo por reconocer que cuando se trata de procesos educativos que
conllevan información critica que no alberga estereotipos o sensacionalismo
periodísticos, la mayor parte del pueblo que vive aquí en Estados Unidos -lo que
en el vocabulario del pueblo llaman usamericanos- la ignorancia y el
analfabetismo pasan a ser los parámetros para llegar a conclusiones erradas.
No es un secreto que cada año miles de inmigrantes cruzan ambas fronteras de
Estados Unidos; Canadá y México. Tampoco es un secreto que cada año cientos de
seres humanos mueren en el desierto tratando de cruzar la frontera de México en
búsqueda de lo que se supone que sean derechos humanos que le fueron negados en
sus países de origen; derecho a un trabajo decente, derecho a un salario
decente, derecho a un hogar, derecho a servicios médicos, etc. Y encima de todo
esto tenemos a un grupo de fanáticos ultraderechistas llamándose a si mismo
Minutemen, con la idea errónea de que están defendiendo a su patria.
Por supuesto, esto es parte de lo que explica la manera tan absurda en que el
Congreso de Estados Unidos prácticamente congeló todas estas discusiones
inmigratorias y las mismas serán retomadas par el año 2010. En otras palabras,
el tema de una reforma migratoria quedó relegado porque el tema es irritante y
despierta la enfermedad de la xenofobia.
La otra realidad es que se evade por todos los medios el poder discutir
críticamente este tema de la inmigración por un lado dentro del contexto de una
agenda de derechos humanos, civiles y políticos aunque seamos inmigrantes
indocumentados, y por otro lado una discusión crítica de cómo la inestabilidad
económica del capitalismo global produce unas políticas neoliberales en nuestros
países que dejan como alternativa la válvula de escape de la inmigración.
De frente a este desbarajuste socio-político entonces nos topamos con la
penosa realidad que ni el Partido Demócrata ni mucho menos el Republicano pueden
responder seriamente a una agenda de política inmigratoria que pueda enfrentar
la realidad de unos 12 millones de inmigrantes indocumentados.
Ahora bien, todo este proceso de tener que salir de los países de uno, llegar
a un lugar en donde la xenofobia es el plato del día, los medios de
desinformación se encargan de la criminalización y demonización del pueblo
inmigrante, y nosotros decidimos tomar las calles para reclamar derechos, es el
resultado de lo que aquí en Estados Unidos han evadido reconocer y aceptar por
muchos años: existe una lucha de clases.
De aquí la realidad que la clase dominante aquí en Estados Unidos pueda
darnos dos opciones de un mismo partido ?Republicanos y Demócratas- que responde
a sus intereses y a la misma vez se elige a una clase gobernante que promueva,
justifique y defienda la agenda de esa clase dominante.
Podemos comenzar desde el día de hoy a preguntarle a quienes están corriendo
por una posición electa, o quienes quieren quedarse en la misma, sobre sus
posiciones concerniente a una agenda progresista para lidiar con estos asuntos
inmigratorios. Ahora bien, mas allá de la respuesta que puedan dar, recuerden
que la Biblia nos dice; por sus frutos les conoceréis. Por lo tanto, sigamos
construyendo la paz con justicia.
Lbarrios@jjay.cuny.edu
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