¡King vive, la lucha sigue!
06-04-08
Este pasado 4 de abril –fue en el año 1968– se conmemoró el 40 aniversario
del asesinato del líder de los derechos humanos y civiles, el reverendo Martin
Luther King. Fue abatido de un tiro en la cabeza a la edad de 39 años por un
francotirador en Memphis, Tennessee. Este es el día de su resurrección porque
mataron su cuerpo, pero no la idea.
Ahora bien, ¿cómo podríamos conmemorar esta fecha, en este contexto socia
actual, que rescate el legado histórico de King de una manera correcta?
Podríamos comenzar por corregir la manera tan absurda en que promueve el que no
se imite su vida revolucionaria como defensor de las filosofías de la no
violencia y la desobediencia civil.
Muy particularmente en los romanticismos, nostalgias y discursos, se pretende
olvidar en ese legado histórico revolucionario dos frases importantísimas
mencionadas en dos de sus prédicas: “yo tengo un sueño” y “yo subí a la
montaña”. Esto al extremo que ya nos tienen durmiendo en un sueño profundo o nos
trepan a la cima de una montaña. Esto para que en un estado de inercia, apatía y
quietismo- tanto personal como colectiva- sigamos durmiendo en ese sueño y
alejados/as en la montaña, no oigamos el clamor del pueblo ni veamos su
realidad.
Si hay algo que no me canso de admirar lo es la capacidad del Rev. King de
investigar sabiamente cualquier situación humana tomando primeramente en
consideración el como las realidades políticas, sociales, económicas o
religiosas, entre otras, se interrelacionan, son interdependientes y a la misma
vez se interconectan. O sea, que las realidades humanas no ocurren en un vacío.
De aquí entonces en toda esta algarabía de conmemoraciones el que comencemos
a preguntarnos, ¿cuáles fueron las conexiones que no se hicieron? Me parece que
podemos comenzar por reconocer que al Reverendo King se le conoce como uno de
los grandes defensores de los derechos civiles en los Estados Unidos. Por lo
tanto, hay la necesidad de reconocer, y sobre todo llevar a cabo una enlazadura,
de cómo en la actualidad a través de la imbecilidad de la llama guerra contra el
terrorismo del Presidente George W. Bush se lleva a cabo la violación de las
libertades civiles y humanos de millones de personas.
O sea, en el contexto actual estadounidense los arrestos arbitrarios,
encarcelamiento sin juicios, desapariciones, torturas y asesinatos.
También en este enganches es importante identificar la manera en que el Rev.
King conectaba magistralmente la trilogía de la industria armamentista, la
pobreza y el racismo en los Estados Unidos. Por un lado porque existen unas
personas que se están lucrando con la construcción y venta de armamentos de
guerra. Por otro lado, porque en vez de invertir ese dinero en programas
sociales y desarrollo económico lo que se hace es incrementar los niveles de
pobreza dejando a la mayoría de la población en la realidad de tener que
mendigar lo que por derecho divino le corresponde: educación, vivienda, salud,
trabajo, salarios decentes, etc.
Me parece también que no debemos olvidar en estas conmemoraciones el poder
ensamblar la manera en que el Rev. King nos decía que la paz no es una meta
distante ni mucho menos un fin que queremos alcanzar. King nos decía que la paz
es un medio a través del cual llegamos a esa meta. Por lo tanto, en su
filosofía, este asunto de ir a una guerra y comenzar a bombardear a un pueblo
para lograr la paz es erróneo. De hecho, nos dijo claramente que las guerras son
medidas obsoletas.
Por último, y no menos importante, en el llevar a cabo las conexiones se
olvidó el poder enchufar el que el Rev. King siempre creyó que un movimiento
social que solo mueve a las personas para que hagan demostraciones, es solo una
revuelta. Pero que un movimiento que logra cambiar tanto a las personas como a
sus instituciones, es una revolución.
Por esto para su meditación le dejo con estas sus palabras, las cuales siguen
siendo un reto; “Si a esta altura usted no tienes una razón por la cual morir,
usted no debería vivir”. Por lo tanto, dejémonos de soñar pendejerías, bajémonos
de la montaña, y pongámonos de frente al pueblo para que veamos y escuchemos lo
que ese pueblo quiere. Paz con justicia.
lbarrios@jjay.cuny.edu
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