Revolución #73, 17 de
diciembre de 2006
El Informe Baker sobre Irak
Grandes apuros, profundas divisiones, opciones cada vez más
Larry Everest
¡Qué es un “neocon”?
Los neoconservadores (“neocons” o neoreaganistas)
son una corriente de pensamiento estratégico y filosófico de la clase dominante
de Estados Unidos. Nació a raíz de la derrota de Vietnam, creció en importancia
en los años 80 y 90, y actualmente predomina en el gobierno de Bush. Es distinta
del llamado “realismo” o “pragmatismo” que prevaleció en los gobiernos
anteriores (como Bush padre y Clinton), y en el grupo Baker-Hamilton. En
contraste a ese “realismo", que busca mantener el dominio de Estados Unidos
preservando el statu quo (por ejemplo, ayudando a la muy arcaica familia real
saudita por décadas), por la fuerza si es necesario, los “neocons" dicen que se
debe transformar radicalmente el actual statu quo imponiendo democracias
dominadas; asimismo, dicen que las amenazas o desafíos potenciales de todo tipo
se deben derrotar agresivamente (y no negociar ni contener) para que el
imperialismo estadounidense mantenga el predominio global que, para ellos, es
central para la preservación del sistema. Los “neocons” creen en particular que
es necesario aplastar rotundamente las tendencias relacionadas con el
fundamentalismo islámico por la fuerza
militar. |
"La situación en Irak es grave y se está deteriorando… A pesar de un esfuerzo
enorme, no se ha logrado estabilidad… En este momento no hay garantía de que
ninguna línea de acción pare la guerra sectaria, la creciente violencia o la
marcha hacia el caos. Si la dirección continúa igual, las consecuencias
políticas serán extremas… El descenso hacia el caos podría provocar el colapso
del gobierno iraquí y una catástrofe humanitaria. Los países vecinos podrían
intervenir; los choques entre los sunitas y los chiítas se podrían extender; Al
Qaeda podría ganar una victoria propagandística y ampliar su base de
operaciones; la posición global de Estados Unidos podría sufrir; la sociedad
estadounidense se podría polarizar más… La capacidad de Estados Unidos de
moldear el curso de los acontecimientos está disminuyendo y se está acabando el
tiempo…".
Esas son las conclusiones del Informe del Grupo de Estudio de Irak, o Informe
Baker, compuesto de 10 políticos de la clase dominante de larga trayectoria:
cinco demócratas y cinco republicanos, dirigidos por James Baker, ex secretario
de Estado, y Lee Hamilton, ex representante. El Congreso lo creó para evaluar la
situación de la guerra de Irak.
A un nivel, el Informe Baker es una crítica del gobierno de Bush y sus
declaraciones de "progreso" en Irak, con la meta de obligarlo a enfrentar lo que
el New York Times (un periódico liberal pro imperialista) llama "un
desastre de relaciones exteriores en gran escala" y a hacer ajustes.
Pero a un nivel más profundo, el informe y el subsiguiente debate muestran
las enormes contradicciones que confronta Estados Unidos, y en particular las
contradicciones que agudizó la invasión de Irak. El problema central es que la
guerra y la ocupación no han tenido éxito y, al contrario, les ha salido el tiro
por la culata. Debido a la guerra el fundamentalismo islámico ha cobrado fuerza:
en la insurgencia sunita contra la ocupación, en las facciones chiítas que
controlan el gobierno iraquí y ahora en la guerra civil entre las dos. Además,
ha estimulado a las fuerzas islamistas por toda la región, como Hezbolá en
Líbano y el Talibán, que está resurgiendo en Afganistán. Esto es exactamente lo
contrario de lo que se propuso la camarilla de Bush. Se manifiesta en la
creciente cantidad de ataques contra las fuerzas de la ocupación y de matanzas
sectarias, y en las divisiones del gobierno iraquí. Este atolladero ha
restringido la capacidad de Estados Unidos de proyectar su poder por todo el
mundo, y ha abierto brechas y oportunidades para sus rivales imperialistas y
otras fuerzas que considera hostiles a sus intereses, como China y
Venezuela.
El informe y el debate demuestran el enorme contraste entre las opciones
restringidas de Estados Unidos (cualquier línea de acción podría llevar al
desastre) y las enormes y crecientes apuestas. Muestran la imposibilidad de
retirarse así no más. El informe y la respuesta del gobierno de Bush permiten
ver los fuertes desacuerdos que hay en el seno de la clase dominante sobre la
crisis de Irak y, de igual modo, su urgente necesidad de forjar un consenso
bipartidista para evitar un desastre estratégico.
Los imperialistas y su sistema corren mucho peligro en esta situación, pero
también hay peligros (y el potencial de oportunidades) para el pueblo. El
Informe Baker no es una declaración contra la guerra; no la desenmascara ni dice
que es una guerra ilegal, inmoral e injusta en aras de la expansión imperial.
Por el contrario, es una evaluación de la mejor manera de mantener la dominación
del Medio Oriente ante crecientes peligros. Tampoco es un repudio de la "guerra
contra el terror" ni del programa del gobierno de Bush, a pesar de las fuertes
críticas que hace de ciertas tácticas y métodos de ese programa en Irak y por
toda la región.
Busca "puntos de coincidencia" para que la clase dominante pueda maniobrar y
evitar un posible "desastre estratégico". (El hecho de que la guerra ya es un
enorme desastre para el pueblo iraquí ni siquiera entra en sus cálculos). Otra
meta es impedir que estalle el descontento y la indignación de millones de
personas en Estados Unidos que odian esta guerra y pensaron que votaron contra
ella.
Reubicación de tropas, presiones al gobierno iraquí, ofensiva
diplomática
“La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es
democracia, sino capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo
imponen. “Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino
imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen”. |
Bob Avakian, presidente del PCR, EU
|
Hay tres elementos clave de las 79 recomendaciones del Informe Baker.
Primero, propone cambiar las operaciones militares de combatir la insurgencia a
adiestrar al ejército iraquí, y retirar gradualmente las tropas de combate de
ahora al 2008, “si las condiciones lo permiten”. Con eso esperan apaciguar la
insurgencia y la guerra civil, y reducir el atractivo de las fuerzas islamistas
(tanto sunitas como chiítas) que han cobrado fuerza como resultado de la
invasión y ocupación.
Segundo, esas medidas están vinculadas al cumplimiento de ciertos objetivos
en determinadas fechas, y si no se cumplen Estados Unidos recortaría la ayuda.
La idea es presionar a las varias facciones del gobierno iraquí a arreglar sus
conflictos y tomar medidas para parar la marcha hacia una guerra civil sectaria.
Tal guerra sería una amenaza a la existencia misma de Irak como nación, y podría
llevar a una guerra regional.
Tercero, recomienda una ofensiva diplomática a fin de obtener la ayuda de los
países vecinos, especialmente Siria e Irán, para estabilizar la situación en
Irak (actualmente varios países le echan leña al conflicto con apoyo y armas a
las milicias rivales). Igualmente, se propone sofocar las llamas del radicalismo
islámico y el odio a Estados Unidos reanudando las negociaciones entre Israel y
los palestinos sobre la formación de un estado palestino.
Las recomendaciones no son una desviación dramática de lo que ha propuesto el
gobierno de Bush. No establecen un plan o fecha límite para retirar las tropas y
no proponen retirarlas inmediatamente. De hecho, el Informe propone dejar
docenas de miles de soldados en Irak indefinidamente (aunque en segundo plano).
Inclusive contempla la posibilidad de aumentar las tropas temporalmente, si los
comandantes dicen que es necesario. En general, el tono del Informe es
“dialogar” con Bush, o sea, tratar de persuadirlo de que tenga más flexibilidad
y considere a otras fuerzas de la clase dominante, empujarlo a admitir que hay
un problema muy grave y que quizá tenga que restringir algunas de sus metas,
llevarlo a ajustar la postura militar y diplomática para ganar tiempo… pero pone
mucho cuidado en no desafiarlo directamente sino darle una amplia gama de
opciones que puede adoptar y decir que concuerdan con sus metas básicas.
Bush y los neoconservadores contestan con su propio
"realismo"
"En esta situación de fuertes debates y divisiones
en el gobierno, cuando no hay una solución fácil, se necesita más que nunca una
oposición masiva a esta guerra injusta que exija pararla ya. Se necesita una
oposición fuerte y que la gente que no permite que sigan cometiendo crímenes de
guerra en su nombre confronte a los que hoy debaten cómo responder a la debacle
que se avecina en Irak. Si no, por más problemas que tenga el gobierno de Bush,
no resultará nada bueno para los pueblos del mundo". |
Del artículo "La guerra de Irak: Momento
crucial… y hora de actuar", de El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su
Gobierno, en worldcantwait.org
|
A pesar de los esfuerzos del Grupo de Estudio de “dialogar” con Bush, hasta
la fecha él ha rechazado sus principales recomendaciones: retirar las tropas de
combate y hablar con Siria e Irán. “También creo que vamos a tener éxito. Creo
que vamos a prevalecer”, dijo en una rueda de prensa con el primer ministro
británico, Tony Blair. “Un fracaso perjudicará a las futuras generaciones de
americanos… Estamos de acuerdo en que es importante salir victoriosos en
Irak”.
Los aliados neoconservadores de Bush corrieron a ridiculizar el Informe.
Dicen que es poco realista y que es una claudicación. Este debate ilustra el
campo minado en que se encuentra Estados Unidos. El Grupo de Estudio declaró con
razón que la política de Bush ha sido un desastre, pero los neoconservadores
contestan, con razón, que las recomendaciones del Informe podrían empeorar la
situación.
¿Retirar las tropas de combate y que el ejército iraquí las reemplace? Eso es
lo que tratan de hacer, sin éxito, desde hace tres años. “Básicamente el Informe
elude el tema más importante: establecer seguridad en Irak”, escribió un
columnista del periódico derechista Weekly Standard. “Todas las
exhortaciones a convencer a los iraquíes de negociar entre sí, o con Irán y
Siria, y zanjar diferencias son inútiles si no paramos el baño de sangre que
actualmente envuelve a Bagdad y la provincia de Anbar”.
¿Presionar al gobierno iraquí a abandonar el sectarismo y unificarse? “Las
recomendaciones del Grupo de Estudio de Irak se basan en la capacidad de un
gobierno iraquí frágil de forjar reconciliación nacional y seguridad en un
momento en que el país está fracturado en grupos sectarios, sus fuerzas de
seguridad son incompetentes y la competencia de visiones es una amenaza a la
existencia misma del estado”, escribió el Washington Post, un periódico
liberal pro imperialista. “El Grupo de Estudio amenaza con debilitar un gobierno
ya debilitado”, comentó Anthony Cordesman, analista militar burgués.
¿Hablar con Siria e Irán? Esto es problemático para el gobierno de Bush por
varias razones. Primero, va contra una de sus metas centrales: debilitar los
gobiernos de esos países y quizás tumbarlos (y en el caso de Irán, quitarle una
fuente de apoyo central a los movimientos islamistas). Segundo, no es claro qué
haría Irán para ayudar a Estados Unidos o por qué. Baker admitió eso, pero dice
que si el gobierno iraní no hace nada por lo menos el mundo vería que no es
razonable. Pero para Bush y los neoconservadores, le daría demasiada
legitimidad. Por último, aunque Irán y hasta cierto punto Siria tienen cierta
influencia en Irak, ninguno controla las fuerzas que desencadenó la
invasión.
Fundamentalmente, el gobierno de Bush y sus partidarios dicen que no se puede
regresar a la situación que prevalecía antes de la invasión, ni mucho menos al
objetivo de preservar el statu quo en el Medio Oriente que guió la estrategia
estadounidense en la región desde la II Guerra Mundial hasta que Bush empezó una
transformación regional. Retirarse de Irak envalentonaría a las fuerzas
fundamentalistas islámicas, que son el principal blanco de esa estrategia, dicen
los neoconservadores. En cuanto a la recomendación de reanudar las negociaciones
de Israel y los palestinos, esto tropezaría directamente con la meta del
gobierno de Bush de derrotar a fuerzas fundamentalistas como Hamas y fortalecer
a Israel como arma regional.
La respuesta del Grupo de Estudio, de que el plan de Bush para transformar el
Medio Oriente ha debilitado el control estadounidense, también es realista. Como
dice la canción de The Clash: “Si me quedo, ay qué lío, si me voy, doble
lío”.
Baker-Hamilton: Respuesta a la fragilidad política y trastornos en el
frente interno
El Informe también menciona las crecientes divisiones y polarización
políticas en Estados Unidos, tanto en el seno de la clase dominante como entre
amplios sectores de la población y el gobierno de Bush, y en el mundo político
en general. Un columnista del Wall Street Journal concluyó:
“A pesar de las 79 recomendaciones para ‘salir adelante’, el principal
propósito del Grupo de Estudio no es salvar a Irak de una catástrofe sino salvar
al sistema político estadounidense de una catástrofe… Los dos presidentes del
grupo, Jim Baker y Lee Hamilton, lo dicen explícitamente al comienzo del
Informe. ‘La política exterior de Estados Unidos está destinada a fracasar… si
no la apoya un consenso amplio y sostenido’. Leon Panetta, representante
demócrata de 1977 a 1993, dijo en la rueda de prensa: ‘Este país no puede librar
una guerra si está tan dividido como hoy’”.
Estas dos clases de divisiones interactúan constante y dinámicamente. Las
divisiones en la cúpula de la clase dominante pueden abrirle espacio al
descontento del fondo, y la resistencia del fondo puede crear problemas y
ampliar las divisiones en la cúpula. El Grupo de Estudio trata de responder a
ambas divisiones 1) forjando un consenso sobre la línea de conducta en Irak para
evitar una catástrofe estratégica y 2) minando la oposición a la guerra dentro
del Partido Demócrata y en la sociedad en general. “Si el Informe ayuda a aislar
a John Murtha y la izquierda que pide retirarnos ya”, comentó en un editorial el
Wall Street Journal , “sus autores habrán hecho algo bueno”.
Por último, todos los que cifraron sus esperanzas en las elecciones y los
demócratas o que esperaban que las dificultades en Irak hicieran cambiar la
situación y obligar al gobierno de Bush a cambiar de rumbo, tienen que
recapacitar. Primero, Bush de ninguna manera ha abandonado su programa y sigue
dirigiendo al gobierno, como dijeron con regocijo hace poco los derechistas
duros William Kristol y Robert Kagan:
“Aunque ni los medios ni muchos observadores de la situación política se dan
cuenta, la comisión de Baker no puede hacer nada para obligar a Bush a cambiar
de camino. Tampoco será fácil para la mayoría demócrata del Congreso tomar las
riendas sobre Irak. En el sistema estadounidense, el presidente siempre tiene
una enorme autoridad en política exterior, si quiere ejercerla. No cabe duda de
que el presidente Bush lo quiere”.
Por su parte, los demócratas han dicho que no van a recortar los fondos para
la guerra, aplaudieron las recomendaciones imperialistas del Grupo de Estudio,
votaron casi unánimemente a favor de Robert Gates para secretario de Defensa… y
algunos hasta piden despachar más tropas.
Por eso le toca al pueblo sacar al gobierno de Bush. Afirmar que la guerra y
todo el programa de Bush tienen que parar es más urgente que nunca. Como dice El
Mundo no Puede Esperar:
"En esta situación de fuertes debates y divisiones en el gobierno, cuando no
hay una solución fácil, se necesita más que nunca una oposición masiva a esta
guerra injusta que exija pararla ya. Se necesita una oposición fuerte y que la
gente que no permite que sigan cometiendo crímenes de guerra en su nombre
confronte a los que hoy debaten cómo responder a la debacle que se avecina en
Irak. Si no, por más problemas que tenga el gobierno de Bush, no resultará nada
bueno para los pueblos del mundo".
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