05-09-2007
Abu Ghraib: uno de los méritos de Alberto Gonzales
Amy Goodman Democracy Now
La repentina renuncia de Alberto Gonzales como Fiscal General de Estados
Unidos anunciada el lunes pasado no ocurrió lo suficientemente a tiempo. Las
políticas y la politización de la justicia que han sido su sello personal
permanecen. Gonzales ha sido un pertinaz ejecutor y defensor de las más nefastas
políticas de la administración Bush/Cheney: desde la práctica de la tortura y
las escuchas telefónicas sin órdenes judiciales hasta la destitución de fiscales
estadounidenses y la ampliación de los poderes del ejecutivo.
Pensemos en la tortura. En enero de 2002, Gonzales escribió un memorándum en
el que calificaba como “desfasadas” algunas de las disposiciones reflejadas en
la Convención de Ginebra. Después de eso llegó el notable informe Bybee de
agosto de 2002, que sirvió como base legal para las técnicas agresivas de
interrogación posteriormente reveladas en las fotos de Abu Ghraib.
El informe argumentaba que no sería considerada tortura una técnica de
interrogación que no causara un dolor “equivalente en intensidad al dolor que
acompaña a una herida física grave, como un fallo de órganos, la disminución de
una función corporal o incluso la muerte”. Asimismo, permitía cualquier cosa que
estuviera por debajo del “daño psicológico significativo que perdurara
considerablemente, por ejemplo meses o incluso años”. Gonzales autorizó a la CIA
y al Pentágono a usar el informe Bybee como base de sus directrices operativas,
lo que permitió que sus agentes llevaran adelante interrogatorios agresivos con
la seguridad de que quedarían impunes ante los posibles procesos judiciales por
crímenes de guerra.
Esto llevó a sostener prácticas como el uso de perros en los interrogatorios.
Tony Lagouranis, ex interrogador del Ejército de EE.UU., recordaba así el uso de
perros en Irak: “Estuvimos usando perros en el centro de detención de Mosul, que
se hallaba en el aeropuerto. Poníamos al preso en un contenedor de transporte.
Lo manteníamos despierto toda la noche con música y luces estroboscópicas, en
posiciones incómodas, y luego llevábamos a los perros. El preso tenía vendados
los ojos, así que no entendía realmente lo que estaba ocurriendo, aunque
teníamos al perro controlado”. Esto no está tan desfasado.
Cuando estaba siguiendo la cobertura periodística de la dimisión de Gonzales,
con el volumen de la televisión bajo, vi que aparecían imágenes de perros. En la
parte de abajo de la pantalla se podía leer “Se declara culpable”. Me pregunté:
¿estarán las cadenas de televisión diciendo la verdad sobre el legado de
Gonzales? Subí el volumen. La noticia era sobre el mariscal de campo del fútbol
americano Michael Vick y su escándalo sobre peleas de perros. Escuché al
presidente Bush usar la frase “arrastrado por el fango”. ¿Se estaría refiriendo
a lo que les ocurre a los detenidos? No, se estaba refiriendo a la reputación
del último de sus compinches de Texas al momento de abandonar la Casa
Blanca.
El escándalo de los fiscales estadounidenses, considerado por la mayoría como
la razón por la que Gonzales dimitió (su declaración a la prensa de 1 minuto y
40 segundos no dio ninguna pista sobre los motivos de su renuncia), continuará
acosándolo. El presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes,
John Conyers, promete que las audiencias para investigar las destituciones
seguirán adelante: “Esto no lo libera de la obligación de responder a nuestras
solicitudes de presentación ni de ser citado judicialmente, ni de que sea
acusado de desacato. No hay que ser investigador o congresista para entender
esto. Así que esto no cambia nada”.
Nada cambia tampoco para Bush. El mismo día de la renuncia, Bush se hallaba
en un evento de recaudación de fondos para el senador republicano Pete Domenici,
implicado en la destitución del fiscal estadounidense David Iglesias. Pocos
saben que Iglesias, cuando era un joven abogado militar del cuerpo jurídico del
ejército conocido como “JAG”, llevó adelante un caso que más tarde se convirtió
en la película Cuestión de honor (A Few Good Men). El personaje de Iglesias fue
interpretado por Tom Cruise.
De igual modo, nada cambia para los presos de Guantánamo o las prisiones
secretas de la CIA. Aún se les niega el hábeas corpus, aún siguen siendo
sometidos a interrogatorios agresivos, con técnicas como el aislamiento
sensorial y la privación del sueño. El Centro para los Derechos Constitucionales
(Center for Constitutional Rights), la organización de abogados sin fines de
lucro que representa a cientos de presos de Guantánamo, tiene sus reparos a la
hora de dar la bienvenida a la dimisión:
“Gonzales fue fundamental a la hora de preparar el terreno para que se
produjeran abusos y atrocidades en Abu Ghraib. Además, sus cargos de Consejero
Legal de la Casa Blanca primero, y de Fiscal General después, estuvieron
marcadas por una abierta hostilidad hacia las libertades civiles y una alarmante
falta de respeto por la Constitución de EE. UU. y las leyes internacionales.
Guantánamo sigue ahí, al igual que las torturas, las escuchas, las prisiones
secretas de la CIA, las ‘rendiciones extraordinarias’ y los juicios
ilegales”.
El Procurador General de EE. UU., Paul Clement, ha sido designado como Fiscal
General provisorio. Quién sustituirá definitivamente a Gonzales durante el resto
del mandato de Bush continúa siendo una pregunta sin respuesta. De acuerdo con
la lógica cruel del gobierno de Bush, tendría sentido nombrar a Michael
Chertoff, director del Departamento de Seguridad Nacional, quien ha tenido una
miserable falta de responsabilidad con la gente de Nueva Orleáns y de la costa
del Golfo, justo en el momento en el que se acerca el segundo aniversario del
huracán Katrina.
Quien sea que termine siendo designado por Bush para ocupar el cargo, tiene
un enorme trabajo por delante.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! (www.democracynow.org), noticiero
internacional diario emitido por más de 500 estaciones de radio y televisión en
Estados Unidos y el mundo.
© 2007 Amy Goodman
En inglés: http://www.truthdig.com/report/item/20070828_the_tortured_tenure_of_gonzales/
traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
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