Irán: Maniobras diplomáticas, peligro de guerra e intereses de imperio
Larry Everest
Revolución #138, 3 de agosto de 2008
El 19 de julio, William Burns, alto funcionario del Departamento de Estado,
asistió a una sesión de negociaciones entre la Unión Europea y la República
Islámica de Irán sobre el programa nuclear de esta. Fue la primera vez en 30
años que un alto oficial yanqui se reuniera con representantes iraníes. Además,
se informó la misma semana de que tal vez Estados Unidos abra una oficina
consular en Teherán.
Anteriormente, el gobierno de Bush se negaba a reunirse con representantes
del gobierno iraní a menos que este detuviera su programa de enriquecimiento de
uranio (lo que no ha hecho). La presencia de Estados Unidos en las negociaciones
suscitó especulación en los medios de que la reunión representaba un cambio
fundamental de la estrategia de Bush hacia Irán, de alejarse del plan de un
“cambio de régimen” y la posibilidad de la guerra. Alguna gente concluyó que
ahora los “realistas” más pragmáticos de la administración de Bush marcaban las
pautas con mayor peso, en lugar de los neoconservadores como el vicepresidente
Dick Cheney quienes se dice presionan por una guerra. Por implicación una guerra
sería menos probable, quizá completamente “fuera de consideración” y que ahora
Estados Unidos prosigue una política menos imperialista, y buena.
Espérame.
Ese enfoque no contribuye a comprender lo complejos bemoles e intersticios
que hoy están manifestándose.
Negociaciones, intimidación y guerra
Las maniobras yanquis en el frente diplomático no traen nada de bueno ni
positivo. Son presiones imperialistas para obligar a Irán a ceder a demandas de
gran potencia y movilizar apoyo a más sanciones en caso de una negativa
iraní.
Además, las maniobras son hipócritas y están cienporcien al servicio de la
dominación del imperialismo estadounidense, y no de un mundo libre de armas
nucleares. Estados Unidos, Israel y otras potencias dicen que el programa
nuclear iraní es un pretexto para adquirir armas nucleares, pero no han
presentado ninguna prueba concreta de que así sea, y la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA) ha informado una y otra vez que no ha hallado pruebas
concluyentes de que Irán tuviera un programa de armas nucleares ni que haya
desviado el uranio hacia la producción de armas, al mismo tiempo que se niega a
dejar de presionar sobre el programa nuclear de Irán exigiendo que este explique
varias declaraciones y dizque “pruebas” proporcionadas por los imperialistas
yanquis y europeos, quienes en general determinan la agenda de la AIEA (Irán
tiene el derecho a enriquecer el uranio según el Tratado de No Proliferación
Nuclear y dice que el propósito de su programa es exclusivamente para generar
electricidad).
Por mucho, Estados Unidos mantiene el arsenal más grande y más avanzado de
muerte y destrucción nuclear del mundo, y en el Medio Oriente, el aliado
principal estadounidense, Israel, tiene 150+ armas nucleares. Estados Unidos
busca mantener el monopolio nuclear yanqui-israelí en la región y la libertad de
acciones militares, y teme que aun la posibilidad de que Irán desarrollara armas
nucleares socave la hegemonía regional yanqui y dé ventajas a sus rivales.
Además, las negociaciones pueden ser cruciales para los preparativos de
guerra generando la ilusión de que Estados Unidos ha hecho “hasta el último
esfuerzo” por la paz, y también para imponer las condiciones yanquis sobre otras
potencias. Barack Obama lo dijo sin pelos en la lengua durante su estancia la
semana pasada en Israel. Según el diario Ha’aretz (25 de julio), Obama
le dijo al primer ministro israelí Olmert que “me interesa reunirme con los
iraníes a fin de darles ultimátums claros”. Cita así a Obama: “Si, después de
eso, Irán aún no se muestra dispuesto a cambiar de política nuclear, pues
cualquier acción en su contra sería legítima”. Las palabras de Obama difieren
muy poco a aquellas de la secretaria de Estado de Bush, Condoleezza Rice: las
negociaciones son un instrumento en un arsenal cienporcien reaccionario y que
van de la mano con la guerra. En un discurso en Europa, Obama advirtió a Irán
que aceptara la oferta yanqui-europea y que “no esperara al próximo
presidente”.
¿Qué tienen de justo las sanciones… y la dominación
económica de EE.UU.?
Estados Unidos presiona por más sanciones contra Irán, que se informa abarca
“de todo, de la importación de gasolina al sector de seguros” y “podría incluir
medidas para impedir las operaciones de carga de Irán en el golfo Pérsico y sus
actividades bancarias en Asia y el Medio Oriente” (Wall Street Journal,
21 de julio).
La Resolución 362, ahora ante la Cámara de Representantes, “exige” que el
gobierno estadounidense imponga un embargo a toda importación iraní de derivados
de petróleo e imponga “estrictos requisitos de inspección a toda persona,
vehículo, barco, avión, tren y embarque de carga que entra o sale de Irán”. O
sea, un llamado a un bloqueo naval que sería equivalente a una declaración de
guerra contra Irán.
Rice explicó sin pelos en la lengua la lógica del régimen de Bush a favor de
participar en las negociaciones, diciendo a la prensa israelí que “estamos
apretando los puntos débiles de Irán” y “estamos en la mejor posición posible
para probar que si Irán no respondiera, ya sería hora de volver a ese camino [de
aplicar más sanciones punitivas]”.
Irán es un país oprimido o del tercer mundo cuyo desarrollo lo ha deformado y
distorsionado el imperialismo. La economía estadounidense es casi 50 veces mayor
que la de Irán y al año el gobierno yanqui eroga casi cien veces más en sus
fuerzas armadas que Irán. En promedio, los iraníes ganan un cuarto de lo que se
gana en Estados Unidos. Irán es dependiente de la importación de buena parte de
sus necesidades primarias, como el 40% de su gasolina porque no tiene la
capacidad de refinación que tienen los países imperialistas. Cualquier bloqueo
tendría severas repercusiones en la vida del pueblo iraní. Así que ¿qué tiene de
bueno o justo que Estados Unidos saque provecho de este legado de dominio
imperialista a fin de imponer de nuevo sus intereses sobre Irán y la región?
Hemos estado viendo esta película durante más de 60 años y no es sino un
espectáculo de horrores.
Tambores de guerra, que siguen batiéndose
Los tambores de guerra siguen batiéndose. La columna de opinión espeluznante
de Benny Morris (ver el recuadro) es un indicio de eso. Si Irán siguiera
rechazando la demanda yanqui-europea de que detenga su programa de
enriquecimiento, tales llamados podrían intensificarse. (Estados Unidos y sus
aliados le dieron a Irán un plazo de dos semanas.)
Según la prensa rusa, Estados Unidos e Irán llevarán a cabo grandes
ejercicios militares por separado en el futuro inmediato. El 13 de julio,
The Times de Londres informó que Bush les había dado a los israelíes
una “luz ámbar” en pro de atacar a Irán. Un funcionario lo explicó: “Ámbar
quiere decir adelante con los preparativos, estar a la espera de un ataque
inmediato y decirnos cuándo estés listo”.
Mientras que altos funcionarios israelíes lanzaban amenazas de guerra, el
primer ministro británico Gordon
Brown y el primer ministro francés Nicolás Sarkozy fueron a Israel para
expresar su apoyo al estado sionista y censurar a Irán (aunque a su vez pedir
medidas diplomáticas). Brown fue el primer ministro británico jamás en dirigirse
al parlamento israelí.
El Instituto de Estudios Estratégicos israelí concluye que las declaraciones
oficiales “indican que se está cuajando la idea en Israel de que un ataque a
Irán es inevitable, siendo el único punto en litigio el cronograma, o esperar
hasta que Irán se pase de alguna raya roja o apresurarse a atacar mientras el
presidente Bush siga en funciones”.
Intereses y necesidades imperialistas impulsan estrategia
de EE.UU.
Hay que analizar todos estos nuevos sucesos a la luz de los numerosos
acontecimientos complejos que se están desenvolviendo hoy en el Medio Oriente,
el mundo y Estados Unidos, entre ellos los cambios del terreno económico y
político global y regional. Lo que ocurre abarca las maniobras militares,
económicas y políticas y las señales de Estados Unidos e Israel; de las
potencias rivales; y de los gobernantes iraníes que promueven sus propios
intereses. La actual marcha de los acontecimientos refleja los debates en la
clase dominante estadounidense. Como señala el Wall Street Journal (21 de
julio): “Las conversaciones son parte de un complejo juego diplomático que se
está desarrollando en la región, el resultado del cual es imposible de
predecir”.
Todo el que hagan los gobernantes yanquis tiene que ver con conservar su
control del Medio Oriente, que ha sido el pilar de su posición de superpotencia
mundial por más de seis décadas y hoy es un pivote acontecimental aún más que
nunca, por ejemplo, en su contienda con las potencias rivales que dependen del
petróleo mesooriental. Todos los “jugadores” de peso que tienen la encomienda de
regir el imperio, y ambos candidatos presidenciales, tienen esta perspectiva,
sin importar sus divergencias tácticas y aun estratégicas particulares. Todos
sostienen que Irán es la mayor amenaza a la hegemonía estadounidense sin rival
en el Medio Oriente y que es uno de sus mayores desafíos en el mundo.
No ven una amenaza en Irán porque este tenga armas nucleares, esté empecinado
en destruir a Israel, esté atacando directamente a soldados yanquis en Irak o
que no esté dispuesto a hacer tratos con Estados Unidos. En 2003, ofreció
aceptar las condiciones estadounidenses para todos estos asuntos, una oferta que
Estados Unidos se negó siquiera a considerar.
Más bien, ven una amenaza en Irán porque es un estado teocrático que avala el
fundamentalismo islámico y como tal tiene cierto papel de “baza”, y representa
un desafío a la agenda yanqui en la región, la que busca imponer regímenes bajo
un control más directo de Estados Unidos. Todo esto ocurre en un mundo en que
hay mayor contienda de Estados Unidos con otras potencias, una situación que los
gobernantes iraníes consideran una oportunidad para buscar un margen de maniobra
en pro de sus propios intereses. Irán está ubicado encima de la segunda reserva
de gas natural y la tercera de petróleo del mundo en un momento de mayor
competencia por energéticos. Se halla en un cruce de dos rutas importantes para
energéticos, el golfo Pérsico y el mar Caspio, y dos regiones importantes, Asia
central y el Medio Oriente. Después de la invasión yanqui de Irak de 2003, Irán
ha estado cobrando fuerza política y económica por toda la región, como en la
Gaza, el Líbano, Irak y Afganistán y mediante mayores conexiones con otras
potencias en todo el mundo.
Así que este es un problema para los imperialistas yanquis, no porque quieren
liberar al pueblo iraní, sino porque buscan profundizar su control venciendo al
fundamentalismo islámico, fortaleciendo su control de esta región estratégica en
relación a sus rivales, y transformando la región entera en los frentes
político, económico y militar.
Por eso, Estados Unidos ha estado presionando desde todos los ángulos de la
cancha a Irán—en los frentes militar, político, económico y diplomático—y por
qué en general ha habido una escalada de la trayectoria hacia una confrontación
y posible guerra contra Irán—por ejemplo, después del acuerdo de Estados Unidos
de mayo de 2006 de aceptar negociaciones con Irán si éste suspendiera el
programa de enriquecimiento, un acuerdo que entonces se interpretó como un paso
para alejarse de la guerra. Al contrario, desde entonces, Estados Unidos ha
aumentado su hostilidad hacia Irán y lo ha tenido más en la mira, al igual que
ha aumentado el peligro de una guerra.
Así que no tienen nada de justo los esfuerzos de Estados Unidos de intimidar,
debilitar o atacar a Irán. Todo eso está al servicio de mantener la capacidad
del imperialismo de explotar y controlar esta región y a sus cientos de millones
de habitantes. Los reaccionarios teócratas islámicos de Irán tampoco representan
una respuesta a favor del pueblo. Se necesita un camino diferente,
revolucionario, liberador, comunista. Tenemos una enorme responsabilidad de
contribuir a gestar esa alternativa y a la vez unirnos con muchas personas más
para resistir toda forma de agresión estadounidense, europea o israelí en contra
de Irán.
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