20 de abril de 2006
Un ex embajador del Reino Unido acusa a Londres y Washington de usar
información obtenida mediante tortura
Bruselas, 20 abr (EFE).- El ex embajador del Reino Unido en Uzbekistán Craig
Murray denunció hoy, ante la comisión del Parlamento Europeo que investiga las
actividades de la CIA, que los Gobiernos de EEUU y Reino Unido emplean
conscientemente información obtenida mediante tortura por las fuerzas de
seguridad uzbekas.
Los eurodiputados escucharon también al periodista del Diario de Mallorca
Matías Vallés, cuya investigación desveló el uso del aeropuerto de Son Sant Joan
por aviones operados por los servicios de inteligencia de EEUU, y quien mostró
hoy su extrañeza porque las autoridades españolas no estuviesen al tanto de
estas actividades.
La comisión temporal de la Eurocámara investiga las supuestas ilegalidades
cometidas por la CIA en Europa en la lucha contra el terrorismo, así como la
posible complicidad de los gobiernos europeos, para lo que está convocando a
personalidades que puedan tener relación, o hayan investigado o denunciado tales
actividades.
A esta última categoría pertenece Murray, embajador británico en Uzbekistán
entre 2002 y 2004, cuando fue cesado, según su relato, tras haber advertido a
sus superiores de que la información que las fuerzas de seguridad uzbekas
compartían con Washington y Londres se obtenía mediante torturas.
Murray señaló hoy al ministro de Exteriores británico, Jack Straw como
responsable de esta práctica, al relatar que en marzo de 2003 fue convocado a
una reunión en el Foreing Office donde "se me dijo que mis telegramas habían
llegado hasta Jack Straw y que él decidió seguir utilizando esta información
obtenida bajo tortura".
A su juicio, esta práctica se enmarca en "un acuerdo entre la CIA y el MI6
(el servicio de inteligencia británico) para compartir toda la información de
que dispongan" relacionada con la lucha contra el terrorismo y se debe en último
término a una "decisión política" tomada "al más alto nivel".
"Puedo decir que EEUU y Reino Unido han tomado una decisión política: recabar
información obtenida bajo tortura. Lo digo con gran pesar, pero con absoluta
certeza", subrayó Murray, suspendido de empleo y sueldo por el Gobierno
británico desde octubre de 2004.
Preguntado por los eurodiputados si sabía de algún otro país que obtuviese
información uzbeka, dijo que Alemania mantiene "contactos estrechos" con los
servicios secretos del país e incluso una base militar en Uzbekistán, pero
admitió que no tiene pruebas de que Berlín se valga de datos obtenidos por
torturas.
Por su parte, Vallés, uno de los periodistas del Diario de Mallorca que
investigó el tema, expuso ante la comisión de la Eurocámara los datos ya
publicados sobre vuelos sospechosos en el aeropuerto de Palma de Mallorca y
otras instalaciones españolas, y expresó su estupefacción porque las autoridades
españolas no estuviesen al tanto de los mismos.
"El hecho de que estos aviones pasaran de incógnito por Palma sería como si
en el parking de la redacción de mi periódico estuviese aparcado un Ferrari
durante cinco días (...) y nadie preguntará de quién es. Como si Angelina Jolie
y Brad Pitt se pasearan por este edificio y nadie reparara en ellos", dijo.
Vallés explicó a los eurodiputados que "cualquier funcionario de cuarto nivel
de un aeropuerto europeo pulsa una tecla y sabe si cualquiera de estos aviones
ha estado, cuántas veces, de dónde venía, cómo se registró y sus horarios".
Por otro lado, reconoció que no hay pruebas sobre qué tipo de actividades
realizaban los supuestos vuelos de la CIA a su paso por España.
"Pero si no estaban haciendo 'extraordinary renditions' (entregas
extraordinarias de detenidos), ¿qué hacían?", se preguntó el periodista, que
recalcó que hasta ahora nadie ha ofrecido explicaciones alternativas a la
publicada en los medios de comunicación.
En la sesión de hoy también compareció el coordinador de la UE para la lucha
contra el terrorismo, Gijs De Vries, quien señaló que la tortura está
"absolutamente prohibida" en la legislación internacional aunque recordó que no
todos los estados miembros de la Unión han ratificado la Convención de la ONU
contra la Tortura.
La intervención de De Vries no fue bien acogida por los eurodiputados, que
criticaron la falta de información facilitada por el coordinador y pusieron
incluso en duda la utilidad de su cargo.
El ponente de la comisión, el socialista Claudio Fava, señaló que la audición
había sido "totalmente inútil".
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