Revolución
#106, 28 de octubre de 2007
El mentiroso Bush redobla amenazas de guerra contra Irán
Larry Everest
La semana pasada, el choque del presidente ruso Vladimir Putin y el
presidente Bush sobre Irán demostró lo extremas que son las tensiones y lo grave
que es el peligro de un ataque estadounidense (tanto como lo aguda que es la
rivalidad imperialista entre Estados Unidos y Rusia).
Putin, en la primera visita de un jefe de estado ruso a Irán desde hace 60
años, condenó las amenazas estadounidenses y declaró: "Ni debemos pensar en
recurrir a la fuerza en esa región… No solo debemos rechazar la fuerza, sino
también mencionarla como posibilidad". Putin, que se opone a las demandas de
Washington de imponer sanciones económicas contra Irán, también dijo que no hay
pruebas de que Irán tenga un programa de armas nucleares.
Dos días después, Bush contraatacó y soltó nuevas y más serias amenazas de
guerra: "He dicho que si quieren evitar la tercera guerra mundial, parece que
les debe interesar impedir [que Irán] obtenga la información necesaria para
construir un arma nuclear". La Casa Blanca le restó importancia al comentario de
Bush y lo calificó de "punto retórico". Pero no se podía tapar la amenaza de la
guerra mundial (¡dirigida implícitamente a Rusia también!), ni la demanda de que
Rusia secundara su posición de que Irán no debe tener ni siquiera un programa de
energía nuclear (que es legal según los tratados internacionales), porque podría
utilizar la tecnología para elaborar armas.
El choque Bush-Putin ocurrió en el contexto de redobladas condenas de Irán
por el gobierno de Bush, con el apoyo de la mayor parte de la clase dominante.
Bush, que podría estar preparándose para iniciar una guerra, dice que Irán es el
principal obstáculo a su plan para el Medio Oriente. Ha orquestado una campaña
propagandística enfocada en dos acusaciones: Irán está construyendo armas
nucleares y dirigiendo ataques contra las tropas estadounidenses en Irak. El
Senado y la Cámara de Representantes han aprobado resoluciones que tildan a los
Guardias Revolucionarios de Irán de “organización terrorista”, que podría ser un
pretexto para iniciar un conflicto. El gobierno de Bush está librando una
“guerra financiera” contra Irán y se esfuerza por convencer a otras grandes
potencias a imponer sanciones económicas más estrictas. Casi la mitad de los
buques de guerra estadounidenses están cerca de Irán y el Pentágono lleva más de
un año trazando planes para un ataque. A comienzos de octubre, el corresponsal
Seymour Hersh de la revista New Yorker informó: “Se ha aumentado el
ritmo de la planificación bélica”.
Acusaciones estadounidenses contra Irán: Mentiras, hipocresía y un
pretexto para una agenda imperial
¿Y las acusaciones estadounidenses contra Irán?
Primero, hay todo un montón de hipocresía. Estados Unidos ya tiene miles de
ojivas nucleares; mientras condena las supuestas ambiciones nucleares iraníes,
se niega (en negociaciones con Rusia) a aceptar límites a la cantidad de armas
nucleares que puede construir.
Estados Unidos—y no Irán—invadió y ocupó a Irak ilegalmente. Pero Bush y Cía.
acusan a Irán de “intervenir” en Irak. Además, ¡Estados Unidos está financiando
y organizando operaciones militares y políticas clandestinas en Irán!
Así que la lógica imperialista aquí es que solo Estados Unidos tiene el
derecho de amenazar al mundo con armas nucleares (y tener más de ellas que
ningún otro país) e intervenir y librar guerras contra otros países.
Segundo, Estados Unidos no ha dado a conocer ninguna prueba concluyente. La
secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dijo hace poco que Irán “mentía” acerca
de su programa nuclear, pero no ofreció ninguna prueba. Hay que recordar que
estos son los mismos mentirosos comprobados del gobierno de Bush que mintieron a
sabiendas sobre las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein antes de
atacar a Irak.
Después de llevar a cabo muchas inspecciones, la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA) no ha encontrado ninguna prueba de un programa iraní de
armas nucleares. Sin embargo, si es cierto que la reaccionaria República
Islámica de Irán quiera construir armas nucleares y que esté ocultando tal
programa, ¿por qué tiene Estados Unidos el derecho de declararse el policía
global para restringir las armas nucleares? Estados Unidos es el único país del
mundo que ha usado la bomba atómica: dos veces, en Hiroshima y Nagasaki, para
masacrar a civiles. ¿Y por qué es que su actual enorme arsenal de armas
nucleares le da el derecho de amenazar o atacar a Irán?
¿Y la supuesta participación de Irán en los ataques contra las fuerzas
estadounidenses?
En una serie de ruedas de prensa, las fuerzas armadas estadounidenses han
presentado armas iraníes que supuestamente encontraron en Irak. Pero no han dado
ninguna prueba de que Irán las proveyó, de que las usaron para atacar a soldados
estadounidenses ni del papel del gobierno iraní. Es posible que las armas
capturadas sean del arsenal iraquí o del amplio mercado negro de armas regional.
El ex inspector de armas estadounidense, David Kay, le dijo a Hersh que su
equipo se quedó estupefacto al ver las “enormes cantidades de armas” en Irak
inmediatamente después de la invasión del 2003, entre ellas la misma clase de
explosivas que Estados Unidos dice solo hubiera podido venir de Irán.
Por otro lado, si es cierto que Irán le dé armas a unas fuerzas en Irak, ¿por
qué tiene Estados Unidos, el país que ha ocupado ilegalmente a todo el país, el
derecho de aprovechar la intervención iraní en Irak como causa para librar la
guerra contra Irán? Es como si alguien entra a una casa a la fuerza, la roba y
saquea, viola y maltrata a los habitantes y sigue aterrorizándolos. Y luego,
porque sospecha que un vecino esté tratando de robar algo de la misma casa,
amenaza con atacar e invadir a la casa de al lado.
Tampoco le importa a Estados Unidos el sufrimiento de los pueblos de la
región a manos del fundamentalismo islámico, en particular de la República
Islámica de Irán. A los ojos de Estados Unidos, el fundamentalismo islámico es
un gran obstáculo a sus ambiciones no porque a los imperialistas estadounidenses
les molesta el programa represivo y oscurantista de los fundamentalistas.
Trabaja de la mano con tales fuerzas, y por medio de ellas, donde le conviene.
Pero el problema que Estados Unidos tiene con los fundamentalistas islámicos es
que son una fuerza en oposición a lo que el imperialismo estadounidense está
tratando de imponer en el mundo… y una amenaza intolerable a sus intereses.
Toda agresión estadounidense contra Irán es…
agresión
Incluso si el gobierno iraní está tratando de construir armas nucleares o
apoya unos ataques contra las fuerzas estadounidenses en Irak o aumenta la
opresión del pueblo iraní… nada de esto justifica una guerra estadounidense
contra Irán. Tal guerra empeoraría la situación para los pueblos de la región (y
el mundo), entre otras razones porque daría más ímpetu al fundamentalismo
islámico y fortalecería el actual marco espantoso en que el imperialismo y el
fundamentalismo islámico se ofrecen como las únicas opciones para la humanidad.
Un ataque estadounidense no tendría la meta de acabar con la opresión y liberar
al pueblo, sino de perpetuar su esclavitud bajo la dominación estadounidense
regional.
Esto que no significa que Estados Unidos no tenga auténticas
preocupaciones—imperialistas—en cuanto a Irán.
Demasiada gente le resta importancia al peligro de una guerra estadounidense
contra Irán porque piensa que Bush es tan impopular que no podría iniciar otra
guerra, o tan empantanado en Irak o no lo suficientemente “loco” para arriesgar
una conflagración regional. O que las presiones en la "alianza" estadounidense
(como la retirada de las tropas inglesas de Basora y el conflicto entre Estados
Unidos y Rusia) disuadirán a Estados Unidos de atacar a Irán. O piensa que
Estados Unidos ha inventado acusaciones contra Irán simplemente debido a la
arrogancia o la belicosidad irracional.
No cabe duda de que Bush es impopular y un mentiroso comprobado, y de que
Estados Unidos está empantanado en Irak. Incluso unos representantes de la clase
dominante se preocupan de que atacar a Irán debilite la posición de Estados
Unidos en el Medio Oriente y el mundo (y esas riñas podrían ser una razón por la
que no ha atacado hasta la fecha). Y hay presiones que afectan la "alianza"
estadounidense tanto como más disputas con otras potencias en la región.
Pero hay auténticas necesidades y preocupaciones imperialistas que empujan a
la clase dominante estadounidense. Y algunas de las razones que mucha gente no
cree que inicien una guerra contra Irán en realidad son razones por las que los
imperialistas estadounidenses se ven impelidos a atacar a Irán. Por
ejemplo, no pueden permitir que las otras potencias perciban que su alianza se
está desmoronando y que desafíen su dominación global. No pueden dejar la
impresión de que los fundamentalistas islámicos les estén dando duro, de la
misma manera que un padrino mafioso no puede permitir que un gángster de poca
monta desafíe su autoridad.
La meta de la "guerra contra el terror" que está librando Estados Unidos no
es acabar con el "terror", como dicen, ni "llevar la democracia a Irak" o ningún
otro país. Esencialmente es una guerra para extender su imperio. El enfoque de
esta guerra es derrotar al fundamentalismo islámico y a los que lo apoyan o
ayudan. Es una guerra con muchos blancos y que se libra de muchas maneras. El
gobierno de Bush piensa que una victoria le permitiría transformar el Medio
Oriente y Asia central, debilitar al yijadismo anti Estados Unidos y solidificar
y aumentar su dominación.
Desde hace décadas el control del Medio Oriente—con su ubicación estratégica
entre África, Asia y Europa, y sus enormes reservas petroleras—ha sido un
elemento clave de la posición de Estados Unidos como superpotencia imperialista.
Hoy, la clase dominante ve el control de esas regiones como más esencial que
nunca para perpetuar su posición como cacique global, y al futuro del imperio y
del control interno. Para ellos, hay mucho en juego.
Es esa agenda, y no "parar el terrorismo", lo que motivó la decisión
de invadir y ocupar a Irak, como trampolín desde el cual aumentar la dominación
del Medio Oriente y aplastar, o subordinar, las fuerzas fundamentalistas
islámicas que ven como obstáculo a sus objetivos. Pero la guerra no ha seguido
el guión del gobierno de Bush. Hay la posibilidad de una debacle en Irak, donde
han tenido que comprometer muchos miles de soldados. Las fuerzas pro Irán tienen
mucha influencia en el gobierno iraquí y la influencia iraní en Irak está
creciendo. (La semana pasada Irak firmó un contrato con Irán y China para
construir centrales eléctricas, a pesar de la oposición de Bush). El
fundamentalismo islámico ha cobrado fuerza por toda la región. Una fuerte
expresión de la realidad de que el imperialismo estadounidense y el
fundamentalismo islámico se oponen y se refuerzan mutuamente es que un producto
de la ocupación estadounidense de Afganistán es que el Talibán ha vuelto a
surgir. Las fuerzas pro iraníes podrían dominar a Líbano. En breve, parece que
el “campo” geopolítico del Medio Oriente gire en contra de Estados Unidos y a
favor de Irán, no importa si apoya esto o aquel suceso. Además, un Irán con
armas nucleares sería un mayor obstáculo a la hegemonía y dominación militar
estadounidenses.
Así que la cúpula del poder—tanto la camarilla de Bush y Cheney como los
demócratas y otros—está unida en torno a la necesidad de confrontar a Irán y
reducir su influencia, de una u otra manera. (En un artículo de la revista
Foreign Affairs que se publicará pronto, Hillary Clinton escribe: “Si
Irán no acata sus propios compromisos y la voluntad de la comunidad
internacional, hay que considerar todas las opciones”).
Por el momento, Estados Unidos está presionando a Irán con una amplia gama de
medidas diplomáticas, económicas, políticas y militares con el fin de obligar a
la República Islámica a ceder a sus demandas o provocar levantamientos internos
y la caída del gobierno. El periódico inglés Telegraph informó el 16 de
septiembre: “Funcionarios del Pentágono y la CIA dicen que la Casa Blanca ha
iniciado un programa cuidadosamente calibrado que llevará a una confrontación
militar con Irán”. Y muchos dentro y fuera del gobierno de Bush—especialmente el
vicepresidente Dick Cheney y sus aliados—son partidarios agresivos de un ataque
que, informó Hersh, Bush está considerando aunque dice que está buscando una
solución diplomática.
De todos modos, si esas medidas no tienen éxito—y parece que la visita de
Putin a Irán es un golpe contra los planes estadounidenses—se encontrarán “entre
la espada y la pared”: aceptar que Irán surja más fuerte y socave toda la
“guerra contra el terror”, o “escapar hacia adelante” y tomar medidas
militares.
Además, es posible que una guerra contra Irán no sea una decisión enteramente
consciente, ni mucho menos unánime, de los estrategas de la clase dominante. El
despliegue de tantos buques de guerra en el golfo Pérsico, tanto como la
presencia de agentes estadounidenses en Irán, ha creado una situación en que se
podría iniciar una guerra por casualidad.
Se informa que a comienzos de septiembre unos cazas israelíes llevaron a cabo
un ataque contra Siria, que tiene un tratado de defensa mutua con Irán. Los
comentaristas especularon sobre los posibles vínculos a un ataque israelí contra
Irán, como por ejemplo si Israel ponía a prueba las nuevas armas antiaéreas
rusas instaladas hace poco en Siria como parte de los preparativos para un
ataque aéreo contra Irán. Mientras Israel tiene su propia agenda, el marco en
que cabe la agresión israelí (y la misma existencia del estado de Israel) son
los intereses del imperialismo estadounidense. Estados Unidos es el patrocinador
financiero, político y militar de Israel, que sirve de “policía que dispara a la
menor provocación” yanqui por toda la región, y es poco probable que Israel
atacara a Siria fuera del marco de los preparativos estadounidenses para una
guerra contra Irán. Poco después del ataque, la revista Newsweek
informó que el ex asesor sobre el Medio Oriente a Cheney, David Wurmser, le dijo
a un pequeño grupo hace unos meses que Cheney pensaba pedirle a Israel que
atacara la instalación nuclear iraní de Natanz. Newsweek agregó que una
respuesta militar de parte de Irán le daría a Estados Unidos un pretexto para
iniciar sus propios ataques aéreos.
Pero sea cual sea el “iniciador”, el papel particular de Israel o si la
guerra es la consecuencia de un accidente o de una decisión consciente, una
guerra estadounidense contra Irán sería el producto de las acciones agresivas
yanquis y una expresión de sus intereses imperiales. En el caso de una guerra
“accidental”, incluso los representantes de la clase dominante que se oponen a
atacar a Irán (como Zbigniew Brzezinski, que ha dicho que sería un desastre) han
dicho que se verían obligados a apoyarla.
La clase dominante estadounidense ha demostrado en Irak que está dispuesta a
destruir la vida de millones de personas en aras de sus ambiciones
reaccionarias. Esas ambiciones son injustas, opresivas y al servicio de un mundo
de explotación y opresión. No representan los intereses de los pueblos del
mundo, inclusive los que viven en este país, que tienen una responsabilidad
especial de forjar un movimiento de oposición a un ataque contra Irán, sea cual
sea el pretexto. Tal movimiento será una inspiración a los pueblos por todo el
mundo, inclusive del Medio Oriente, a ver más allá de las “alternativas” del
fundamentalismo islámico y el imperialismo estadounidense.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|